sábado, 22 de agosto de 2009

Venid y Adoremos



Juan 4:23-24 (Reina-Valera 1960)

23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. 24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.

Tener una experiencia día a día de adoración y poder entrar ante su presencia es la experiencia más hermosa que he vivido. Cuando nuestro espíritu se conecta con el Espíritu Santo y logramos entrar al Lugar Santísimo en adoración a nuestro Rey todas las murallas se derrumban ante la alabanza y la adoración que nace de nuestro corazón.

Desde pequeña he tenido el privilegio de poder adorar a mi Dios a través del canto y la música, dedicándole alabanzas en adoración a él. Hay muchas maneras en las cuales podemos llegar ante la presencia de Dios en adoración, pero lo más importante no es la manera cómo lo hagamos. Podemos cantar hermoso, danzar, tocar instrumentos y muchas otras maneras a través de las artes que son utilizadas para adorarle. Pero también hay otras formas de llegar al Padre en adoración y una de ellas es a través de nuestra obediencia.

Dios desea bendecirnos cada día y en todo momento y desea que nuestra adoración sea una sincera que fluya desde nuestro espíritu y desde nuestro corazón. Él está buscando adoradores que comprendan que la adoración que él desea sea una en espíritu y en verdad y en todo tiempo, en la angustia y el dolor, en la paz y la felicidad.

Como antes mencioné, vivir una experiencia de adoración es una experiencia única. Yo deseo vivir para él y por él, y estar ante su presencia. El poder mirarle a la cara y adorarle cara a cara es mi sueño y es mi meta, poder decirle de frente cuanto le amo y cuan agradecida estoy de que me haya permitido ser una adoradora. Lo único que necesitamos es un corazón dispuesto y puro.
Te invito a vivir esa experiencia de adoración al máximo. Nuestro Dios es merecedor de toda alabanza y toda adoración. Que tu adoración sea tu ofrenda que suba hacia su trono como olor fragante y que lluvias de bendiciones sean derramadas sobre ti.

“Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor. Porque él es nuestro Dios; nosotros el pueblo de su prado y ovejas de su mano.” Salmo 95:6-7.

Dios les bendice.


Enid Damaris Zamora ©

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