martes, 11 de agosto de 2009

Dominio Propio


Génesis 4:6-7 (Nueva Versión Internacional)

6 Entonces el Señor le dijo: «¿Por qué estás tan enojado? ¿Por qué andas cabizbajo?7 Si hicieras lo bueno, podrías andar con la frente en alto. Pero si haces lo malo, el pecado te acecha, como una fiera lista para atraparte. No obstante, tú puedes dominarlo.»

2 Timoteo 1:7 (NVI)
7 Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio.

Proverbios 16:32 (NVI)
32 Más vale ser paciente que valiente; más vale dominarse a sí mismo que conquistar ciudades.

1 Corintios 6:12 (NVI)
12 «Todo me está permitido», pero no todo es para mi bien. «Todo me está permitido» pero no dejaré que nada me domine.


¡Qué difícil se nos hace muchas veces controlar nuestro carácter y dominarnos a nosotros mismos! A través de la Palabra de Dios podemos encontrar un sin número de historias en donde vemos cómo el ser humano se deja acechar por la envidia, el orgullo y los celos conduciendo esto a cometer un sin número de delitos y de pecados, y todo esto por falta de dominio propio.

Podemos ver cómo Dios amonesta a Caín en Génesis 4:6-7. Caín a pesar de que Dios le habló y le dijo que él tenía el poder de dominar al pecado, no tuvo dominio de sus emociones y sentimientos dejando que la envidia y el odio que sentía por su hermano lo dominaran, y ya sabemos cómo terminó esa historia, Caín asesinó a su hermano, le dio lugar al pecado y no tuvo dominio propio. De la misma manera podemos ver otros ejemplos, como lo son el caso de David y su adulterio con Betsabé (2 Samuel 11) cometiendo doble pecado al acostarse con ella siendo casada y luego matando al esposo de ésta. De la misma manera Pedro, discípulo de Jesús, al momento de ser Jesús arrestado tomó su espada y en venganza le cortó la oreja al siervo del sumo sacerdote (Juan 18:10).

Los seres humanos por naturaleza somos seres emocionales y pasionales, que si no tenemos el debido control de nuestras emociones y de nuestros impulsos podríamos llegar a tener muchos problemas. Es por eso que hoy día vemos tantas atrocidades en las noticias, madres que matan a sus propios hijos, lascivia, incesto, adulterios y un sin número de pecados más y todo por la falta de amor y de dominio propio. Dios nos ha dado libre albedrío, más como dice el Apóstol Pablo en 1 de Corintios 6:12, “Todo me está permitido, pero no todo es para mi bien y no dejaré que nada me domine.”

Muchas veces el orgullo lleva a la falta de razón y de dominio. Cuando una persona está llena de coraje, celos, envidia, raíces de amarguras, tiende a actuar dejándose llevar por esa gama de emociones negativas. Vencer las tentaciones y el pecado es una batalla muy difícil y si no contamos con las armas necesarias y el poder necesario no podemos obtener la victoria. Para poder lograr tener dominio propio necesitamos tener una fuerza mayor que nosotros que nos brinde el poder y la capacidad de lograrlo. Esa fuerza y ese poder los da el Espíritu Santo, tiempo a solas con Jesús, tiempo de adoración y oración. Jesús así lo prometió en Hechos 1:8 cuando le dijo a sus discípulos que recibirían poder (poder espiritual) cuando hubiera venido sobre ellos el Espíritu Santo y esa promesa es para nosotros también.

Para poder adquirir el poder dado por el Espíritu Santo debemos de haber reconocido a Jesús primeramente como nuestro Salvador. Él ha prometido estar con nosotros todos los días de nuestras vidas y mediante su amor y su poder podemos dominar nuestras emociones y nuestros impulsos carnales. Dios desea que seamos pacientes, amables, amorosos, perdonándonos los unos a los otros así como él nos perdonó a nosotros. Pero debemos amar verdaderamente con el corazón, no debemos ser hipócritas y fingir un amor que no sentimos porque así no funciona. Para poder amar genuinamente aún a aquellos que nos han marcado y herido de una manera dolorosa e injusta, debemos primero recibir el amor de Dios en nuestros corazones, pedirle a Dios que transforme nuestras emociones, que nos ayude a doblegar el orgullo y querer ser y parecernos a Cristo. Sólo con el amor y el poder de Dios adquirido por su Espíritu lo podemos lograr.

Nada es imposible. Lograr tener dominio propio ante nuestra naturaleza humana, ante el pecado y los pensamientos negativos es posible con Cristo Jesús, pues Dios no nos ha dado un espíritu cobarde, si no de amor, de poder y de dominio propio. Dios te bendice.

Por: Enid Damaris Zamora ©

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.