miércoles, 5 de agosto de 2009

En Cristo Somos Libre


Juan 8:31-36 (Reina-Valera 1960)

La verdad os hará libres


31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. 33 Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres? 34 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. 35 Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. 36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.


Jesús fue enviado por el Padre a traernos luz en medio de las tinieblas, a darnos libertad y una vida llena de plenitud y gozo. Muchas veces podemos llegar a sentirnos presos aún sin tocar una cárcel. La esclavitud de la que habla este pasaje es una esclavitud espiritual, la cual está fundamentada en una vida de pecado la cual nos destruye y nos condena.


Llegar a los pies de Jesús y encontrar perdón a nuestros pecados es la manera de encontrar la verdadera libertad. El pecado esclaviza, pero una vez conocemos a Jesús quien nos liberta de ese pecado encontramos libertad en él. Cristo es nuestro libertador y redentor y él vino a vencer al mundo, derramó su sangre y cargó el pecado de la humanidad completa, una humanidad en la cual tú y yo somos parte.


Jesús nos dice en Juan 8: 12 "Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida." Él nos hace una invitación a seguir la luz que lleva a una vida plena, lejos de la oscuridad del pecado y libre de toda cadena y esclavitud. Él ha prometido ser nuestra luz en medio de las tinieblas, nuestro pan el cual sacia nuestra hambre y el agua de vida para no tener sed jamás.


Si hoy te encuentras viviendo una vida que no te ofrece paz, que no agrada a Dios, te invito a que hagas la prueba y recibas la luz de Cristo, el cual estará contigo dirigiendo tu camino y aún cuando vengan las dificultades podrás vivir confiado sabiendo que en él eres más que vencedor, pues la victoria te la entregó una vez le abriste tu corazón. El amor de Dios es tan grande que envió a su Hijo amado a tomar nuestro lugar en la cruz. Él desea rescatarte de las garras del maligno, él hoy te extiende su mano y te regala libertad, salvación y vida en abundancia. Dios te bendice.
Enid Damaris Zamora ©

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.