lunes, 3 de agosto de 2009

Jesús Ora por Nuestra Unidad


Juan 17:20-23 (Nueva Versión Internacional)
Jesús ora por todos los creyentes

20 »No ruego sólo por éstos. Ruego también por los que han de creer en mí por el mensaje de ellos, 21 para que todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.22 Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno: 23 yo en ellos y tú en mí. Permite que alcancen la *perfección en la unidad, y así el mundo reconozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos tal como me has amado a mí.


El capítulo 17 del libro de Juan es una oración que Jesús eleva al Padre antes de ser arrestado. El comienza esta oración orando por el mismo, continua orando por sus discípulos y culmina orando por todos los creyentes en donde estamos incluidos nosotros; aquellos que creemos en Él.
Cuando Jesús ora por aquellos que han de creer en el mediante el mensaje que sería llevado por sus discípulos, esta orando al Padre por todos nosotros, pidiéndole que seamos uno en el, así como Él y el Padre son uno. Jesús anhelaba y anhela en su corazón que nosotros como creyentes nos mantengamos unidos como un solo cuerpo, en unidad para testimonio al mundo de lo que el ha hecho y de su gran amor. El desea que seamos testimonio vivo de lo que es la unidad de su iglesia, para que así puedan ver su amor y creer que ciertamente el fue enviado por el Padre para mostrarnos su amor y su perdón.
Jesús desea que su iglesia hoy más que nunca este unida. Debemos como pueblo de Dios mostrarle al mundo que el amor que el Padre nos mostró a través de su hijo brilla en nosotros. El desea vernos unidos. El desea que seamos un solo cuerpo, que dependamos los unos de los otros y que unamos nuestras fuerzas para servir al necesitado en amor y en unidad.
Nuestro deber como creyentes e hijos de Dios es ser un solo cuerpo. Debemos dejar a un lado los dogmas y la religión que tantas veces nos separan y ser una sola iglesia, aquella que Cristo redimió y viene a buscar. Que nuestro anhelo sea unirnos en amor y esparcir la semilla del evangelio y que el mundo pueda ver aquello que Jesús le pidió al Padre; que tu y yo seamos uno ante los ojos del mundo así como el Padre y el hijo uno son, para testimonio de su Gloria.
¡Dios les bendice!
Enid Damaris Zamora ©

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