jueves, 17 de septiembre de 2009

¡Sígueme!


Mateo 4:18-22 (Reina-Valera 1960)

18 Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores.19 Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. 20 Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron. 21 Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó. 22 Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron.

Si tuvieras a Jesús al frente y te dijera “sígueme”, ¿qué harías? cómo reaccionarías? Responder al llamado del Maestro podría ser un paso el cual muchos pasan mucho tiempo de su vida pensando en qué le van a responder.

Hoy quiero dirigirme a todas aquellas personas que ya han tenido un encuentro con Jesús, y en algún momento de sus vidas han sentido que el Señor ha pasado por su lado y les ha dicho “sígueme”. Ustedes saben a qué me refiero, han sido escogidos por él para trabajar en su Reino con un llamado especial.

Mateo narra como Jesús al inicio de su ministerio escogió a sus primeros discípulos. Estos cuatro hombres sin conocer a Jesús, inmediatamente y sin pensarlo lo dejaron todo; casa, trabajo y familia y siguieron el llamado del Maestro. Cuando Jesús nos llama no debemos de temer ni dudar. Muchas veces el temor nos confunde e intentamos ver con nuestros ojos carnales cómo sería nuestra vida siendo un siervo del Reino, tememos por nuestras finanzas, por nuestro futuro y bienestar y hasta podríamos llegar a pensar que seríamos unos muertos de hambre y se nos olvida que Aquel que nos llamó es el que nos capacita y suple cada una de nuestras necesidades. En ningún momento en la Biblia he leído que les haya faltado algo a los discípulos de Jesús, al contrario, multiplicó panes y peces y cuando echaban sus redes al mar salían tan pesadas que no podían con ellas.

Seguir al Maestro y convertirnos en pescadores de hombres es llevar a cabo la Gran Comisión que él nos dejó antes de ascender al cielo. Cuando venimos a los pies de Jesús y le conocemos y aceptamos como nuestro Salvador personal es que comienza nuestra verdadera misión en esta tierra, hablarle a otros de lo que él ha hecho con nosotros y expandir Su Reino.
Te invito a que eches las redes, a que te conviertas en un discípulo de Jesús y aprendas a ser como él y alcances a aquellos que te rodean y aún más, a aquellos a donde él te envíe a echar las redes, sea tu casa, trabajo, vecindario o las naciones.

Él es tu Ayudador, él te llama y él te capacita. Lo único que necesitas es un corazón dispuesto a servir y querer ser como él. No importa cuánto tiempo haya podido pasar desde que Jesús te dijo “sígueme”, lo importante es que lo sigas y le digas “aquí estoy Maestro envíame a mí.” ¡Comienza ya, lanza tus redes y a pescar se ha dicho!. Dios les bendice.

Enid Damaris Zamora ©

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