sábado, 5 de septiembre de 2009

¿Huir de la Presencia de Dios?


Testimonio

Jonás 1:2-4
Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porqueha subido su maldad delante de mí.Y Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis, y descendió a Jope, y halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová.Pero Jehová hizo levantar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que pensó que se partiría la nave.





De joven recibí el llamado de Dios para el ministerio, sin embargo no hice caso, tome decisiones erradas, viví una vida vacía, sin motivo y la tristeza y el dolor eran mi pan de cada día. Me alejé por completo de los preceptos de Jehová, no hice caso a los consejos de mis padres y creí que tenía el control de mi vida. Vivía como el payaso, sonriendo todo el tiempo, pero en mi interior y cuando estaba a solas conmigo misma la tristeza y el llanto eran mi compañía. Hoy, después de muchos años reconozco que la historia pudo haber sido otra si yo no hubiese huido de la presencia de Dios. Me hubiese evitado mucho dolor y lágrimas si hubiese escuchado a mis padres.



No lo hice y aunque sé que pequé en contra de Dios y no seguí sus mandamientos, también reconozco que las marcas que hoy existen en mí, son testimonio del gran amor de Dios y del milagro que Dios ha hecho en mí vida. Esas marcas son mi testimonio de que hoy vivo feliz gracias a la misericordia de Dios. Ya no hay tristeza ni soledad, todo lo que tengo es ganancia en Cristo Jesús.



Al igual que Jonás muchos de nosotros hemos sido llamados para el ministerio. Y muchos al igual que él decidimos escondernos o huir de la presencia de Dios, haciendo caso omiso al llamado que recibimos. La historia de Jonás es conocida por todos, desde niños ha sido una de las historias que más se escucha en las iglesias. Jonás recibió directamente de Dios un llamado, "Levántate y ve a Nínive." Este profeta de Dios fue llamado a cumplir una misión pero hizo todo lo contrario. Jonás no quería ir allí, así que tomó su propia decisión y sacó un pasaje y se fue a Tarsis. Dios quería dar oportunidad a la gente de Nínive de arrepentirse de todos sus pecados y por eso envío allí a Jonás. Pero él no quiso obedecer la voz de Dios, quiso huir de la presencia de Dios. Huyendo Jonás de la presencia de Dios en un barco que iba para Tarsis, se desató una tormenta en el mar. Los marinos echaron suertes para ver quién era responsable de esto, o sea quién estaba allí en desobediencia y descubrieron a Jonás que dormía placenteramente.



Jonás le dijo que él estaba huyendo de Jehová su Dios, y se declaró culpable de aquella situación, por haber desobedecido el mandato que Dios le había dado. Reconociéndose culpable de la tragedia, dijo que lo echaran al mar, para que se calmara. Y los marinos sin pensarlo lo arrojaron al mar. Más Dios teniendo misericordia por su hijo había preparado un gran pez que le estaba esperando. Ya dentro del pez, Jonás oró a Jehová. Cuando obtuvo respuesta a su oración y estuvo dispuesto a acatar el mandato de Dios, el pez lo depositó sano y salvo sobre la playa. Jehová volvió a hablarle y a enviarlo a Nínive.



Jonás obedeció a Dios y fue a la ciudad. Jonás entró a Nínive y pregonó el mensaje que Dios envió, a consecuencia de esto los ninivitas se arrepintieron, desde el rey hasta los esclavos. Y Dios tuvo misericordia de las personas que vivian en esta ciudad y los perdonó de todos sus pecados. ¿Realmente pensó Jonás que podía huir de la presencia de Dios? ¿Piensas tú que puedes huir de la presencia de Dios? La respuesta claramente es No, nadie puede huir de la presencia de Dios. Dice la Biblia en Salmos 139:7-8 “¿A dónde me iré de tu Espiritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tu estás“. Claramente estos versículos nos dicen que no hay forma de escapar de nuestro deber como hijos de Dios, que es llevar el evangelio a toda criatura.



Él nos mira en todo momento y nos da libre albedrío para decidir lo que vamos a hacer con ese llamado. El no obedecer el llamado de Dios y tratar de escondernos de Él acarrea consecuencias negativas para nuestras vidas. La Palabra de Dios hoy nos hace reflexionar, huir de la presencia de Dios es imposible. Dios te ha llamado a ti, no pienses que eres imperfecto, no pienses que no puedes, no tengas miedo. Dios te perfecciona en su amor para que seas canal de bendición en la tierra a la que te envío. Él te escogió a ti para un propósito. Sólo necesitas un corazón dispuesto a servir, Dios te dará la armadura que necesitas para la guerra. ¿Que armadura? Efesios 6:11-18 nos proporciona la armadura que como cristianos necesitamos para tener la victoria en nuestro caminar y nuestro ministerio, asi dice: 11Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12Porque no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra señores del mundo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los aires. 13Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y estar firmes, habiendo acabado todo. 14Estad pues firmes, ceñidos vuestros lomos de verdad, y vestidos de la cota de justicia. 15Y calzados los pies con el apresto del evangelio de paz; 16Sobre todo, tomando el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. 17Y tomad el yelmo de salud, y la espada del Espíritu; que es la palabra de Dios; 18Orando en todo tiempo con toda deprecación y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda instancia y suplicación por todos los santos.



Mi consejo hoy, no huyas de la presencia de Dios, sólo así evitarás acarrear las consecuencias negativas de una mala desición. Nuestra encomienda es llevar el evangelio a toda criatura, nos toca entonces llevar el mensaje del evangelio, honrar a Dios en todo tiempo y en todo lugar y Dios hará el resto. La recompensa es maravillosa, el sentir que estás haciendo la perfecta voluntad de Dios provoca en ti una alegría que no puedo describir. Es vivir para Dios, por Dios y con Dios. No hay forma en que puedas huir de la presencia de Dios, no hay forma de escondernos de Él, no hay forma de escapar de su llamado. ¿Piensas hacer como Jonás? ¿Piensas esconderte de su presencia? ¿Piensar huir del llamado?¡Tu decides!



El Gran Yo Soy quiere bendecirte, quiere usarte poderosamente, quiere derrarmar su gran poder sobre ti. No huyas de la presencia de Dios. Haz la voluntad de Dios y verás Su gloria en tu vida. La obediencia trae bendición, pon tu mirada en Dios, sigue sus preceptos, escucha su voz y síguele. Dios es fiel y cumplirá su propósito en ti.¡Bendecidos!





Por: Débora E.. Portalatín ©

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