sábado, 4 de julio de 2009

Una Vasija Nueva

1 Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: 2 Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. 3 Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. 4 Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. 5 Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 6 ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel. Jeremías 18:1-6



8 Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros. Isaías 64:8




La alfarería era uno de los oficios más importantes en los tiempos bíblicos ya que el alfarero era la persona que se encargaba de fabricar las vasijas que se utilizaban como utensilios para tomar, cargar el agua, etc. En este pasaje de Jeremías, Dios le envía a ir a la casa del alfarero para que él tuviera la experiencia de ver cómo la pieza que se está construyendo se puede romper y cómo el alfarero con el mismo barro construye una nueva.



Dios le mostró a Jeremías que su pueblo y nosotros mismos, todas sus criaturas, somos similares a una vasija de barro. Muchas veces somos señalados y juzgados por otras personas por las cosas que hayamos hecho, por los pecados cometidos o quizás por una vida no agradable. Pero nuestro Dios es nuestro alfarero. Isaías 64:8 lo declara, "nosotros somos el barro en las manos de nuestro Padre, somos obra suya".



Desde antes de que naciéramos, ya Dios tenía un plan designado para nuestras vidas. Él nos formó desde el vientre de nuestra madre como una hermosa vasija. A medida que nos vamos formando y vamos creciendo y si vivimos de acuerdo a su voluntad, ese plan se va cumpliendo en nuestras vidas. Ahora bien, ¿Qué sucede cuando decidimos no caminar en obediencia? El plan que Dios tenía se detiene. Dios es un caballero y nos dio el libre alvedrío y nosotros somos responsables si el plan se cumple o no.



Si en algún momento por las circunstancias que hayan sido, el plan de Dios se detuvo en tu vida, te tengo buenas noticias. Así como se rompió aquella vasija y el alfarero la creó nueva, así mismo eres en las manos de nuestro Dios. Él en su infinito amor y misericordia te da la oportunidad de ponerte en sus manos para hacer de ti una vasija nueva y utilizando el mismo barro, el cual es el testimonio de la gloria de Dios en tu vida. Dios desea hacer de ti un nuevo vaso. Dios te bendice.



Enid Damaris Zamora ©




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