jueves, 2 de julio de 2009

Llamados a Servir

12 Cuando terminó de lavarles los pies, se puso el manto y volvió a su lugar. Entonces les dijo:
—¿Entienden lo que he hecho con ustedes?13 Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy.14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros.15 Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes.16 Ciertamente les aseguro que ningún siervo es más que su amo, y ningún mensajero es más que el que lo envió.17 ¿Entienden esto? Dichosos serán si lo ponen en práctica. Juan 13:12-17 NVI


Cuando leo este pasaje en el cual Jesús le lava los pies a sus discípulos, me convenzo más y más en el gran amor que Jesús sentía por ellos y por todos nosotros. Jesús es el Señor, nuestro Dios y Soberano Rey y con este acto se convirtió en un siervo para enseñarle a sus discípulos que el más hermoso y el primero de los dones que podamos tener es el servicio.

Con este pasaje he aprendido el gran ejemplo de humildad que Jesús nos dejó para seguir y que antes de pensar quizás en nosotros mismos, debemos de pensar y servir a aquellos que nos rodean no importando las faltas que hayan cometido en contra nuestra. Jesús le lavó los pies a todos sus discípulos, incluyendo a Judas el cual él sabía que ya estaba pronto a traicionarle.

Jesús siendo el Maestro y Señor honró a sus discípulos al lavarle los pies. Si leemos el pasaje completo en la Biblia podrás ver que Pedro se negó a que Jesús le lavara los pies, pues no creía posible que el Señor y Maestro se ensuciara sus manos haciendo esto. En aquella época no habían zapatos, se caminaba descalzo o en sandalias. Tampoco había carreteras, sino caminos de tierra y piedras. Así que se podrán imaginar en qué condición estarían los pies de aquellas personas. Me imagino que sólo por amor se lavarían los pies los unos a los otros.

Es por esto que Jesús hace este gesto. Él nos quiso enseñar a servir en humildad y en amor no importando las circunstancias. Que difícil debe ser amar y servir a alguien que nos ha maltratado o herido profundamente. Quizás no tenga sentido o no se pueda comprender. Pero cuando nos encontramos con ese Maestro, el cual nos ama al grado que dio su vida por nosotros y dejamos que sea él el dueño de nuestras emociones, que sea quien moldee nuestro carácter y cuando le pedimos que nos ayude a ser como él, todas estas cosas son posibles. Llegaremos a ver con los ojos de Jesús y no con los nuestros.

Te invito a que hagas la prueba. Pídele a Dios que te ayude a ser un siervo humilde y a amar con misericordia. Lávale los pies a aquellos que te rodean, inclusive si tienes la oportunidad a aquellos que te han herido. Quizás ellos no van a comprender lo que estás haciendo, pero te aseguro que lo que tú vas a experimentar será majestuoso. Dios te bendice.

Enid Damaris Zamora ©

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