jueves, 22 de octubre de 2009

Mi Dios es mi Porción


Salmos 73:23-28 (Reina-Valera 1960)
23 Con todo, yo siempre estuve contigo; Me tomaste de la mano derecha. 24 Me has guiado según tu consejo, Y después me recibirás en gloria. 25 ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. 26 Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre. 27 Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán; Tú destruirás a todo aquel que de ti se aparta. 28 Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; He puesto en Jehová el Señor mi esperanza, Para contar todas tus obras.


Reconocer que el Señor está con nosotros y que es él quien nos guía cuando le obedecemos nos garantiza la esperanza de estar amparados bajo su protección y de recibir su regalo más preciado el cual lo es nuestra salvación y el perdón de nuestros pecados. Si leemos este salmo desde su inicio podemos ver que habla acerca de lo bueno que es Dios con aquellos que son limpios de corazón y continúa describiendo cuál será el fin de aquellos que hacen maldad. El salmista ve como ellos sobresalen y prosperan siendo malos, soberbios y arrogantes y se siente desanimado al ver que estas personas viven su vida como dijeramos por ahí felices, sin problemas, prósperos y haciendo lo que les place mientras él se encuentra pasando aflicciones. Pero llega un momento en que Dios le abre los ojos y dice éste en el versículo 17 que no hasta que entra en el santuario de Dios que se da cuenta cual sería el final de todos ellos.


El salmista reconoce que a diferencia de ellos, él en todo momento contó con la presencia y la ayuda de Dios en su vida para guiarlo y ponerlo en gloria delante de todos ellos, sus enemigos. Me encanta cuando expresa o más que expresar, reconoce en el versículo 26 que en su humanidad pueden sentirse débil y sentir desmayar pero que su Dios, nuestro Dios, ha sido su roca y su porción eterna. No sé usted, pero muchas veces yo he sentido desmayar, he visto como muchos a través de injusticias y trampas prosperan y siento fustración y hasta coraje, pero luego recuerdo que soy hija del Rey de Reyes y que su justicia es real y verdadera y que mi porción es él.

Le pido a Dios que todo el que lee esta reflexión pueda declarar como el salmista: "Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien, he puesto en Jehová el Señor mi esperanza, para contar todas tus obras." Nuestro Dios es real, creo que esto lo escribo en cada uno de mis escritos y no dejaré de hacerlo, porque así el que escribe este salmo, yo he podido sentir y vivir que mi Dios es mi porción.


Te invito a que no te angusties ni le tengas envidia a aquellos que prosperan injustamente y viven una vida dis que "feliz", porque lamentablemente si no se arrepienten serán destruidos. Gózate en la bondad de tu Salvador, disfruta la bendición de día a día poder contar con un Dios que se inclina hacia ti y escucha tu clamor. Búscale de corazón y confía y anhela estar ante su presencia cada segundo de tu vida. Vive confiado y declarando que allá en el cielo tienes a tu Padre que te cuida y fuera de él nada deberíamos desear acá en la tierra. Recuerda Jesús vino a darte vida y vida en abundancia. Recibe su amor, recibe su perdón y vive cerca de él día a día. Dios te bendice.


Por: Enid Damaris Zamora ©

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