sábado, 24 de octubre de 2009

Dios, Satisfacción del Alma


Salmos 63:1-9 (Reina-Valera 1960)


1Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas, 2 Para ver tu poder y tu gloria, Así como te he mirado en el santuario. 3 Porque mejor es tu misericordia que la vida; Mis labios te alabarán. 4 Así te bendeciré en mi vida; En tu nombre alzaré mis manos. 5 Como de meollo y de grosura será saciada mi alma, Y con labios de júbilo te alabará mi boca, 6 Cuando me acuerde de ti en mi lecho, Cuando medite en ti en las vigilias de la noche. 7 Porque has sido mi socorro, Y así en la sombra de tus alas me regocijaré. 8 Está mi alma apegada a ti; Tu diestra me ha sostenido. 9 Pero los que para destrucción buscaron mi alma Caerán en los sitios bajos de la tierra.


Se regocija mi corazón al saber que cuento con Promesas llenas de poder que Dios en su infinito amor y misericordia nos regala por medio de su Palabra, con el fin de que confiemos plenamente en Él y no tengamos duda de su existencia y poderío.


Al despertarme leí esta Palabra y quedé maravillada nuevamente porque aunque puedo leer un versículo hoy y tal vez lea ese mismo versículo dos años después logran ministrarme de maneras distintas pero igualmente poderosas. En estos días he estado atravesando por situaciones difíciles y con personas que son de suma importancia en mi vida, y en medio de cada una de esas situaciones me he mantenido pidiéndole continuamente al Señor que mi alma y mi ser siempre tengan sed de Él y de su Palabra pues no deseo que mi enfoque en el Señor se vea afectado, todo lo contrario, deseo que mi confianza en Él vaya en aumento día a día. Sólo deseo que mi alma siempre anhele estar en la presencia del Señor, que cada vez que cuente con el privilegio de abrir mis ojos en las mañanas, automáticamente salga una alabanza de mi boca en gratitud a la bondad y misericordia de nuestro Príncipe de Paz. Que aunque mi corazón se sienta afligido y mi cuerpo pierda fuerzas, mi fe se mantenga intacta, porque sé que cuento con un Dios de poder que me levanta y me sustenta cada día, y eso solamente lo puede hacer nuestro Padre Celestial en su infinita misericordia. ¡Que bueno es contar con alguien que nunca nos falla!, que siempre esta a nuestro lado no importando la hora o el momento que necesitemos de su ayuda.


Si estas atravesando por una situación en la cual piensas que para ti es imposible resolver, no temas, lo único que tienes que hacer es confiar en cada una de las promesas del Señor porque nunca fallan. No pienses que no hay solución a tu problema porque sí lo hay, y se llama Dios. Entrégale esa carga pesada que no te permite mover con libertad y verás como tu alma y tu corazón se llenarán de satisfacción cuando con tus propios ojos empieces a ver la obra de Dios cumpliéndose en tu vida.


Sean Bendecidos

Por: Yomarie Rosario Centeno

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