jueves, 29 de octubre de 2009

El Deseo de Dios es que Prosperes

3 Juan 2:2
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas cosas, y que tengas salud, así como tu alma está en prosperidad.

Malaquías 3:10
Traed todos los diezmos al alfolí, y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y vaciaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.

¡Gloria a Dios por su provisión diaria! ¡Gloria a Dios porque nos permite despertar cada mañana para admirar sus obras! ¡Gloria a Dios por nuestras familias y su amor!

A través de diferentes pasajes bíblicos podemos corroborar que el ofrendar y diezmar trae bendición a nuestras vidas. Muchos son los escritos que nos dan testimonio de la importancia de ofrendar, de diezmar y de ayudar a aquellos que lo necesitan. Nos indican claramente que uno de los deberes más importantes del cristiano es precisamente el ayudar a los necesitados, es servir a aquel que lo precisa y es aportar económicamente en la obra de Dios.

¿Por qué? Porque nuestras ofrendas y diezmos son esencialmente para esparcir la semilla del evangelio por el mundo. Porque son para ayudar a aquellas personas que necesitan un plato de comida, un medicamento o una cama para dormir.

Aún con todas las necesidades que hoy día podemos tener, te impresionarías de sólo ver la escasez que hay en otros países del mundo y como hermanos en las misiones dependen exclusivamente de la misericordia y la bondad de Dios para sobrevivir y ayudar en todo a la población en la que sirven. Detente a pensar que ellos teniéndolo todo, lo dejaron para seguir el llamado y el propósito de Dios para sus vidas, entonces es importante que tu y yo como siervos del Altísimo aportemos en sus finanzas y que al igual que nosotros, ellos puedan ser prosperados.

Fíjate que el primer versículo de la Biblia que hoy utilizamos nos dice que Dios quiere que seamos prosperados en todo. Salud, economía familiar, felicidad, vida íntima con Dios, todo. Pero muchas veces subestimamos lo que Dios quiere para nosotros, nos conformamos con poco cuando Dios anhela que seamos prosperados en todo. Yo te aseguro que si pones todo en las manos de Dios, serás prosperado. Si colocas tus finanzas en las manos de Dios, si ofreces tus ofrendas y diezmos con alegría y dando lo que a Dios le corresponde, verás como serás prosperado económicamente. Igual si pones tu salud en las manos de Dios, si todos los días das gracias a Dios por tu salud, si realmente le crees verás como tu salud será excelente, sólo creyéndole a Dios. Cuando realmente entregas tu vida a Dios, cuando vives sirviendo en tu iglesia y ofrendando con amor, si adoras a Dios en todo momento y en todo lugar y si económicamente le entregas a Dios lo que le corresponde yo se que serás prosperado en todo.

En Malaquías 3:10, encontrarás que Dios nos dice probadme en esto y nos está hablando de los diezmos y de que haya comida en su casa, que sustentemos a los que trabajan en la obra de Dios. Las ventanas de los cielos serán abiertas y Dios nos dará bendición que sobreabunde. Todo cuanto sea sembrado para la obra de Dios será retribuido a nosotros de forma sobreabundante. Probadle, verás como todo se multiplicará al 100%.

Al ofrendar debemos hacerlo con alegría. Piensa y reflexiona ¿Estás aportando para que el evangelio sea predicado por todo el mundo, estás ayudando a tu prójimo que tiene necesidad y estás cumpliendo con los estatutos que Dios ha dejado para su pueblo? ¿Estás ayudando para que la Casa en la que sirves no haya necesidad? Sólo tú tienes las respuestas para cada pregunta. Y sólo tú sabes si debes hacer cambios.

Ofrenda de corazón, no lo hagas como obligación. Dios se agrada cuando ofrendas con amor y alegría. Nuestro Gran Yo Soy quiere que entiendas que aportas al reino cuando ofrendas sinceramente de corazón y con amor.

¡Que honor tan grande es el ser portador a través de nuestras ofrendas y diezmos a la obra de Dios! Piénsalo, Eres parte esencial en la propagación del evangelio en la tierra y haciendo tu parte Dios te prosperará en todo y abrirá las ventanas de los cielos para que tengas bendición hasta que sobreabunde. ¡Aleluya!

¡Bendecidos!
Por: Débora E. Portalatín Rosario

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