viernes, 9 de octubre de 2009

Mi Alto Refugio y mi Libertador



Salmo 91:7,9,14,15 y 16

7 Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará.9 Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, Al Altísimo por tu habitación 14 Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. 15 Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré. 16 Lo saciaré de larga vida Y le mostraré mi salvación.


Hemos venido durante esta semana testificando de las grandezas de nuestro Dios y de Su poder en nuestras vidas en medio de un sin número de ataques que hemos recibido por parte del enemigo. El diablo está súper enojado porque hemos restablecido el Tabernáculo de David y estamos cumpliendo con el propósito por el cual fuimos creados, adorar y bendecir el nombre de nuestro Rey, levantar la adoración desde la Tierra hasta Su mismo trono, esparcir la semilla del evangelio a través de un medio tan poderoso como lo es la internet y alcanzar tantas vidas necesitadas y sedientas del amor y la salvación de Cristo.

De la misma manera que David declaró en este salmo, sabemos que no importan cuantos ataques podamos recibir, pueden caer a nuestra diestra y a nuestro lado, más a nosotros no llegarán porque nuestra esperanza está puesta en Jehová y a él hemos puesto por nuestra habitación. Él es quien nos libra de los lazos del cazador y por cuanto hemos reconocido que él es nuestro Salvador, nos ha puesto en lugares altos, nos renueva día a día aún cuando en nuestra humanidad las fuerzas se agotan, Su Palabra seguirá siendo esparcida.

Así como Job perdió su salud, su casa y todo cuanto tenía y continuó adorando a su Dios, de la misma manera proclamamos día a día que en nuestro Dios tenemos la victoria y seguiremos predicando Su Palabra. Nuestro Dios renueva nuestras fuerzas, aún en medio del dolor, la persecución, la enfermedad, los robos y todo lo que venga, seguiremos mirando desde arriba, muy arriba, así como las águilas, pues nuestro Dios nos renueva día a día para Su gloria y honra.

Nuestro Dios ha prometido que si le clamamos nos responderá, que estará contigo y conmigo en momentos de angustia para librarnos del enemigo y glorificarnos en él. No importa cuán grande pudiera ser tu situación en estos momentos. Quizás estás pasando al igual que nosotros por momentos de persecución y el enemigo se ha levantado contra ti por cuanto has obedecido el llamado de Dios, pero deseo que sepas que el enemigo no tiene parte ni suerte contigo, que en medio de las circunstancias la mano de Dios Poderoso está lista a socorrerte. En medio de cualquier crisis nuestro Dios está presente y atento a nuestras súplicas.

Él es nuestro alto Refugio, él es nuestro Salvador y él es nuestro Libertador quien no duerme y pelea por cada uno de nosotros. Decide creer en él. Adórale en medio de la crisis, que tu adoración suba hasta el mismo trono como olor fragante. Tú tienes en tus manos la manera de desarmar al enemigo a través de tu adoración. Créele a Dios, él es tu Escudo y él es tu Estandarte y en él tenemos la Victoria. Dios les bendice.


Enid Damaris Zamora ©

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