sábado, 3 de octubre de 2009

Cruzando Hacia la Victoria


Éxodo 14 (Reina-Valera 1960)

Los israelitas cruzan el Mar Rojo

1 Habló Jehová a Moisés, diciendo: 2 Di a los hijos de Israel que den la vuelta y acampen delante de Pi-hahirot, entre Migdol y el mar hacia Baal-zefón; delante de él acamparéis junto al mar.3 Porque Faraón dirá de los hijos de Israel: Encerrados están en la tierra, el desierto los ha encerrado. 4 Y yo endureceré el corazón de Faraón para que los siga; y seré glorificado en Faraón y en todo su ejército, y sabrán los egipcios que yo soy Jehová. Y ellos lo hicieron así. 5 Y fue dado aviso al rey de Egipto, que el pueblo huía; y el corazón de Faraón y de sus siervos se volvió contra el pueblo, y dijeron: ¿Cómo hemos hecho esto de haber dejado ir a Israel, para que no nos sirva? 6 Y unció su carro, y tomó consigo su pueblo; 7 y tomó seiscientos carros escogidos, y todos los carros de Egipto, y los capitanes sobre ellos. 8 Y endureció Jehová el corazón de Faraón rey de Egipto, y él siguió a los hijos de Israel; pero los hijos de Israel habían salido con mano poderosa. 9 Siguiéndolos, pues, los egipcios, con toda la caballería y carros de Faraón, su gente de a caballo, y todo su ejército, los alcanzaron acampados junto al mar, al lado de Pi-hahirot, delante de Baal-zefón. 10 Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Jehová. 11 Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto? 12 ¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto. 13 Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. 14 Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.15 Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. 16 Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco.17 Y he aquí, yo endureceré el corazón de los egipcios para que los sigan; y yo me glorificaré en Faraón y en todo su ejército, en sus carros y en su caballería;18 y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando me glorifique en Faraón, en sus carros y en su gente de a caballo.19 Y el ángel de Dios que iba delante del campamento de Israel, se apartó e iba en pos de ellos; y asimismo la columna de nube que iba delante de ellos se apartó y se puso a sus espaldas,20 e iba entre el campamento de los egipcios y el campamento de Israel; y era nube y tinieblas para aquéllos, y alumbraba a Israel de noche, y en toda aquella noche nunca se acercaron los unos a los otros.21 Y extendió Moisés su mano sobre el mar, e hizo Jehová que el mar se retirase por recio viento oriental toda aquella noche; y volvió el mar en seco, y las aguas quedaron divididas. 22 Entonces los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda. 23 Y siguiéndolos los egipcios, entraron tras ellos hasta la mitad del mar, toda la caballería de Faraón, sus carros y su gente de a caballo. 24 Aconteció a la vigilia de la mañana, que Jehová miró el campamento de los egipcios desde la columna de fuego y nube, y trastornó el campamento de los egipcios, 25 y quitó las ruedas de sus carros, y los trastornó gravemente. Entonces los egipcios dijeron: Huyamos de delante de Israel, porque Jehová pelea por ellos contra los egipcios. 26 Y Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros, y sobre su caballería. 27 Entonces Moisés extendió su mano sobre el mar, y cuando amanecía, el mar se volvió en toda su fuerza, y los egipcios al huir se encontraban con el mar; y Jehová derribó a los egipcios en medio del mar. 28 Y volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la caballería, y todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó de ellos ni uno. 29 Y los hijos de Israel fueron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas por muro a su derecha y a su izquierda. 30 Así salvó Jehová aquel día a Israel de mano de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar. 31 Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo.


La división del Mar Rojo, uno de los grandes milagros hechos por Dios desde el principio de la Biblia para mostrarles a su Pueblo y a los enemigos de su pueblo quién es el Gran Yo Soy. Los israelitas ya habían salido de Egipto, confiados y dirigidos por Moisés, líder escogido por Dios para liberar a su pueblo del cautiverio y la esclavitud. Todo indicaba que su enemigo había cedido y les había dado la libertad. Pero Dios endureció el corazón del Faraón para que éste se arrepintiera de dejarlos ir y fuera tras ellos. Y usted dirá, “pero si ya iban de camino libres y gozosos ¿por qué hacerlos pasar por otra persecución? Porque era necesario que Dios le mostrara tanto a sus enemigos como a su Pueblo que él es Jehová.

Todos sabemos lo que ocurrió luego. Los egipcios fueron con sus carros y sus caballos detrás de los israelitas los cuales se encontraban ya frente al Mar Rojo y Dios se glorificó dándole el poder a un hombre de con sólo alzar una vara y extender sus manos hacia el mar, éste se abriera y ellos pudieran pasar en seco. Ustedes se imaginan la escena, el asombro de aquellos hombres, niños, mujeres, ancianos, hasta animales al ver aquel camino libre y dos grandes murallas de agua a su izquierda y a su derecha. El ángel de Jehová iba en pos de ellos (no iban solos) y la columna de nube que los dirigía adelante se trasladó a sus espaldas. ¿Habrá alguna duda de que Dios iba cubriendo a su Pueblo? Yo creo que no.

Hoy deseo preguntarte, ¿Qué estás haciendo con tu enemigo? ¿Qué estás haciendo con el Faraón que te persigue? ¿Estás detenido mirando cómo te aplasta y te roba el gozo y lo que te pertenece? Deseo que entiendas que en tu humanidad tienes el derecho a sentir temor, lo que no puedes permitir es que éste te domine. Si te das la vuelta y miras verás a tu enemigo avanzando hacia a ti, pero si tu confianza está puesta en el Dios de los israelitas, en el Gran Yo Soy, también podrás darte cuenta que detrás de ti también está la columna de nube y el ángel de Jehová para ayudarte a levantar tu vara, extender tus manos y abrir el Mar Rojo y dejar atrás tu Egipto.

Los egipcios reconocieron que Jehová peleaba por su Pueblo, de la misma manera tu enemigo sabe quién es el que pelea por ti. Párate firme reconociendo el poder y la autoridad que te ha sido dada como hijo de Dios, camina hacia el frente confiando en Aquel que te dio la victoria en la cruz. No hagas preguntas y no esperes respuestas, sólo créele a Dios, él es el Gran Yo Soy. Con él los caballos y los carros de Faraón han quedado sumergidos bajo las aguas y con él podrás pasar en seco tu Mar Rojo para continuar tu jornada hacia la Tierra Prometida.

Ten la certeza que si le crees con todo tu corazón y le buscas en espíritu y en verdad, él estará contigo como la nube de día para dirigir tu camino, la columna de fuego para alumbrarte en la noche y en él tendrás la victoria en cada batalla por la cual tengas que pasar mientras estés en tu desierto. Cruza hacia la victoria, la cual ya es tuya si caminas de la mano con el Gran Yo Soy. No importa cómo se llame tu Egipto y tu Faraón, sea desempleo, persecución, injusticias, traición, dolor, enfermedad, etc. En tus manos está el poder de abrir las aguas y caminar en seco hacia la victoria. Permítele a Dios que se glorifique en tu situación y vive tranquilo sabiendo que él pelea por ti. ¡Aleluya! No hay nadie como mi Dios. Dios te bendice.

Por: Enid Damaris Zamora ©

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