jueves, 15 de octubre de 2009

Haz tú lo Posible

Juan 4:6-11
4:6 Allí se encuentra el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se había sentado junto al pozo. Era la hora del mediodía.
4:7 Una mujer de Samaria fue a sacar agua, y Jesús le dijo: "Dame de beber".
4:8 Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos.
4:9 La samaritana le respondió: "¡Cómo! ¿Tú, que eres judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?". Los judíos, en efecto, no se trataban con los samaritanos. 4:10 Jesús le respondió: "Si conocieras el don de Dios
y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú misma se lo hubieras pedido,
y él te habría dado agua viva". 4:11 "Señor, le dijo ella, no tienes nada para sacar el agua y el pozo es profundo. ¿De dónde sacas esa agua viva?

¡Bendecidos! ¡Paz de Dios para todos los que hoy leen y reflexionan sobre este escrito! Nuestro país hoy se convierte en un foco de atención para el mundo entero. Vivimos momentos fuertes y de confrontación por eso hoy te pido que reflexiones, pienses y clames a Dios por la paz para nuestro país.

Como parte importante de la sociedad puertorriqueña la iglesia está llamada a unirse y hacer lo que nos toca, aquello que es posible. Muchas personas en nuestro país y en otros países hermanos viven fatigados, sintiéndose sin opciones y con sentimientos de tristeza y dolor a flor de piel. ¿Qué está haciendo la iglesia? ¿Cómo servimos a nuestros hermanos en necesidad? ¿Por qué no se levanta como pueblo de Dios para fortalecer y levantar al caído? A nosotros la iglesia, nos toca hacer lo posible, Dios se encargará de lo imposible.

Hago referencia a la porción de la palabra en Juan 4:6-11 porque me percaté de un detalle bien poderoso. Mientras Jesús descansaba junto al pozo de Jacob, pues estaba fatigado, dos cosas ocurrieron; 1) Jesús le pide a la mujer de Samaria que le de de beber. 2) Los discípulos fueron a la ciudad a comprar alimentos.

Este pasaje envuelve mucho más que estos dos puntos y trae una enseñanza del reino tremenda, pero hoy quiero enfocarme en estos dos puntos antes mencionados. Jesús pudo haber sacado el agua, pero le pide a la mujer samaritana que lo haga, para ella era posible sacar el agua del pozo, lo otro es que Jesús pudo haber ido con los discípulos a buscar comida, pero no, ellos hicieron su parte, ir a la ciudad a buscar la comida. Ambas cosas eran posibles en el ámbito natural, el humano, pero lo que para la mujer samaritana no era posible, por sus propias fuerzas era el obtener el agua de vida que sólo Cristo puede dar. Para Jesús hubiera sido factible ir con los discípulos a buscar comida, pero nuevamente los discípulos hicieron aquello que humanamente era posible, ir a buscar el alimento físico. La misión de Jesús en aquel momento era ofrecer el pan de vida, la Biblia así lo establece en Juan 6:35 cuando dice “Y Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida: el que á mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.

A través de la Biblia leemos como grandes hombres y mujeres de Dios, llenos del poder y la gloria de Dios tuvieron que hacer lo que para ellos era posible por sus propias fuerzas, dejando a Dios actuar en lo imposible. ¿De quienes habló?
Algunos ejemplos lo son:
• Moisés - Entonces Dios dijo, "No te acerques. Quítate tus zapatos, porque estás de pie en lugar sagrado. Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob." Moisés escondió su cara; porque él tuvo miedo ver a Dios. Y el Señor dijo, "yo ciertamente he visto la aflicción de Mi gente en Egipto, y he oído su lamento. Yo sé sus dolores. Yo he bajado a liberarlos de la mano de los egipcios, y para traerlos a una tierra buena que fluye con leche y miel. Ahora Moisés, yo te enviaré a Faraón, para que saques a Mi pueblo, los Hijos de Israel, fuera de Egipto." Y sabes que, Moisés lo hizo, obedeció la voz de Dios, hizo lo que para él era posible.

• Débora - Era astuta, valerosa y tenía el don de la profecía y del canto. Les recordaba a sus compatriotas en las montañas la historia de la liberación de Egipto, el paso por el Sinaí, y les profetizaba días mejores en el futuro. Como juez, administraba justicia y les daba consejos. Su reputación era sólida y les inspiraba confianza. Con la ayuda de Barac organizó un ejercito pequeño permanente entre el pueblo. Entrenó e inspiró al jefe de este ejercito, Barac, y le dio instrucciones en la forma en que debía presentar batalla a Sisara, el general del ejercito de Jabín. Su capacidad militar era evidente, y lo prueba que Barac requiriera de Débora que ella le acompañara a la batalla.


• Ester – Vino a ser la esposa del Rey Asuero, Ella, confiada en Dios y sobreponiéndose a su debilidad, intercedió por su pueblo cuando el primer ministro Amán concibió el proyecto de exterminar a todos los judíos, comenzando por Mardoqueo, padre adoptivo de Ester. Y a pesar de todo y de todos Ester hizo lo que para ella era posible, dejando a Dios aquello que a todas luces parecía imposible.


• Josué - La vida de este gran dirigente del pueblo de Dios no revela falla alguna en las labores que se le encomendaron. En su juventud aprendió a designar responsabilidades como hombre; como dirigente de su pueblo fue hábil caudillo y fiel a las necesidades de liberación de Israel. Lo condujo a tomar posesión de la tierra que le pertenecía porque era su herencia; como militar, fue hombre de valor y visión; como juez, fue honorable e imparcial. A lo largo de sus días Josué mostró obediencia al trabajo que Dios le asignó y lo desempeñó orgullosamente. Las palabras "yo y mi casa serviremos a Jehová" expresan el lema de su vida (Jos. 24:15). Josué, en la Biblia, se nos presenta como un lider adornado de las mejores y más armoniosas cualidades que ha de tener quien preside los destinos de un pueblo.


Como estos, hay muchísimos más que no dudaron en hacer aquello que humanamente era posible, dejando y provocando que Dios a su vez hiciera aquello que era imposible. Cada historia bíblica de estos hombres y mujeres de Dios demuestran la entrega, el compromiso y el amor por Dios y por el pueblo de Israel.

Pueblo de Dios, somos sus manos en la tierra tenemos mucho que hacer. Nuestro deber es, hacer lo que es posible humanamente para que Dios muestre su gloria y su poder haciendo aquello que para nosotros es completamente imposible. Porque para Dios nada hay imposible.


Haz tu lo que es posible, déjale a Dios lo imposible. Verás la diferencia en tu vida, en la vida de tu familia y en la vida de tu pueblo y nación.

¡Bendecidos!
Por: Débora E. Portalatín Rosario

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