viernes, 23 de octubre de 2009

Dios es Bueno






Dios es Bueno

Salmo 100:5

Porque el SEÑOR es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las generaciones.




¡Dios es Bueno! Su amor inigualable, su misericordia es nueva cada mañana y su justicia es eterna.

¿Qué es ser bueno? ¿Qué significa la palabra bondad? El diccionario define la palabra bueno como alguien que tiene cualidades gratas o gustosas, que posee bondad moral y/o que tiene buena aptitud o respeto a sus iguales. La palabra bondad se define como inclinación natural hacia el bien y/o amabilidad o suavidad de carácter. De sólo leer ambas definiciones en quien único puedo pensar definitivamente es en nuestro Rey y Señor.

Muchas veces hemos escuchado o dicho “Dios es bueno”, pero internalizar y hacer nuestro lo que decimos es otra cosa. Y ¿Por qué digo es otra cosa? Por que sí realmente entendiéramos lo bueno que es Dios para con todos nosotros sus hijos, dejaríamos de preocuparnos tanto, dejaríamos todo en sus manos y le adoraríamos más. La bondad de Dios ha sido, es y será la más pura y sincera que jamás podríamos encontrar en persona alguna.

Su bondad ha sido tanta que Dios ofreció a su hijo para que muriera para redención de nuestros pecados. La inclinación natural del Gran Yo Soy es sin duda alguna hacer el bien a todos por igual Quien a tergiversado la bondad de Dios es sin duda alguna el hombre, quien por tiempos ha ido en contra de la naturaleza del Todopoderoso dejándose llevar por sus propios sentimientos y endureciendo su corazón.

A través del tiempo se ha visto como Dios ha mostrado su bondad para sus hijos, toda la Biblia nos muestra la bondad de Dios y su misericordia. Él es nuestra fortaleza en el día de angustia y el es nuestra esperanza de un mañana mejor. Bueno es Dios para con su gente, está interesado en todo lo que nos ocurre, está al tanto de nuestras necesidades y nuestro dolor, todo lo que nos pide es que creamos en Él, que le pidamos en oración todo lo que necesitamos y que vivamos confiados en su bondad. Dios no cambia, su verdad es la misma, sus promesas son eternas y son para todos nosotros. Todo lo que tenemos que hacer es apropiarnos de sus promesas, creerle y vivir consagrados a Él.

En momentos de oscuridad nos preguntamos ¿Dónde esta Dios? ¿Ah y eso es lo bueno que es Dios? ¿Realmente Dios me cuida? Quiero decirte hoy que la Biblia es muy clara en todo esto, en diferentes pasajes bíblicos nos da esperanza, promesas y nos muestra la bondad de Dios, reflexiona:

• 2 Corintios 4: 6-9 Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. 7 Tenemos empero este tesoro en vasos de barro, para que la alteza del poder sea de Dios, y no de nosotros:
8 Estando atribulados en todo, más no angustiados; en apuros, más no desesperamos; 9 Perseguidos, más no desamparados; abatidos, más no perecemos.

• Nahum 1:7 Bueno es Jehová para fortaleza en el día de la angustia; y conoce á los que en él confían.

• Salmo 37:39 Más la salvación de los justos viene del SEÑOR; El es su fortaleza en el tiempo de la angustia.

• Salmo 145:9 El SEÑOR es bueno para con todos, y su compasión, sobre todas sus obras.

• Jeremias 33:11 Voz de gozo y voz de alegría, la voz del novio y la voz de la novia, la voz de los que dicen: `Dad gracias al SEÑOR de los ejércitos, porque el SEÑOR es bueno, porque para siempre es su misericordia'; y de los que traen ofrenda de acción de gracias a la casa del SEÑOR. Porque restauraré el bienestar de esta tierra como fueron al principio--dice el SEÑOR.
¡Dios es bueno! Vive confiado en sus promesas y vive reconociendo la bondad de nuestro Rey Soberano. Dale gracias a Dios por su bondad, porque aún cuando tu y yo estabamos en pecado y viviendo desordenamente, nuestro Dios tuvo gran compasión de nosotros. Nos perdonó, nos abrazó con gran amor y nos hizo participe de su reino. En todo momento Dios es tu refugio, tu cuidador y tu Padre protector. ¡Dios te ama!

¡Bendecidos!
Por: Débora E. Portalatín Rosario

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