jueves, 18 de junio de 2009

Un Encuentro con Jesús


"Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí. Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. Entonces él descendió a prisa, y le recibió gozoso. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador. Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham. Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido". Lucas 19: 1-10


La historia de Zaqueo es una de las historias bíblicas que más llaman mi atención, ya que envuelve varias enseñanzas hermosas. Zaqueo era un publicano, específicamente dice la Escritura que era el jefe de los publicanos y los publicanos eran las personas que se dedicaban a recaudar los impuestos de la gente, por tal razón eran odiados por todo el mundo.Así que se podrán imaginar que nuestro amigo Zaqueo no era muy querido que digamos. Pero un día algo sucedió en la vida de Zaqueo que transformó su manera de pensar y su manera de vivir. Zaqueo escuchó que a Jericó llegaba Aquel a quien llamaban Jesús y sintió el deseo de ver quién era esta persona, a pesar de su estatura que le impedía dentro de la multitud llegar hasta Jesús y poder verlo, él tenía el deseo y la disposición y se adelantó ante la gente y se subió a un árbol de sicómoro. Antes de ecribir esta nota, tuve curiosidad de saber qué tipo de árbol era el sicómoro. Para mi sorpresa descubrí que ese árbol daba un fruto que era utilizado para alimentar a los cerdos. El sicómoro representaba en aquella época y para aquella cultura "Humillación". Así que el corazón de Zaqueo estaba tan dispuesto a tener un encuentro con Jesús, que no le importó el tenerse que humillar para verle cara a cara.

El Señor conoce nuestros corazones y sabe cuando venimos ante él con el corazón y la actitud correcta para encontrarnos con él. Bueno, nuestro amigo ya está trepado en el árbol, no le importó lo que dijera la gente y se humilló para ver a Jesús. Cuando Jesús pasó por allí, levantó su mirada y dice la Palabra que Jesús le vió, Jesús le prestó atención a aquel corazón que anhelaba encontarse con él e inmediatamente le ordenó que se bajara del árbol y Zaqueo obedeció. Jesús entró en la casa de Zaqueo y compartió con él, y Zaqueo tuvo un encuentro único y personal con Jesús. Jesús le invitó a cambiar sus actitudes y su manera de vivir. El corazón de Zaqueo fue transformado por el amor de Jesús que no escatimó en ver que era un pecador, un ladrón y un opresor y le dió vida y salvación. Zaqueo se arrepintió de sus pecados y por ser obediente a la voz de Dios, encontró bendición.

Yo te invito a que si no has tenido ese encuentro maravilloso con Jesús, te subas a tu árbol, estés atento y con corazón dispuesto y seas obediente; y cuando Jesús pasé por tu lado, bajes a prisa y recibas tu bendición. La buena noticia es que no tienes que esperar a que él pase por tu lado, ya él está a tu lado, esperándote con los brazos abiertos. Zaqueo recibió libertad y hoy Dios te invita a que a través de su Hijo Jesucristo tú puedas también gozar de esa libertad.


Por: Enid Damaris Zamora Ruiz ©

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.