lunes, 29 de junio de 2009

Tú Tienes la LLave de Tu Bendción

"Traed todos los deizmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y PROBADME AHORA EN ESTO, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde" Malaquias 3:10

Estamos viviendo como todos sabemos en un tiempo de reseción, en donde escuchamos a diario las noticias negativas acerca de la economía en nuestro país y alrededor del mundo. Es probable que nuestra reacción humana ante este hecho sea el preocuparnos, desesperarnos y preguntarnos qué pasará ahora y cúal será nuestro futuro. Estas preguntas podrían llegar hasta a quitarnos el sueño, nuestra paz y salud emocional.

Como creyente en un Dios verdadero les puedo decir y testificar que no hay por qué temer ni desesperarse si ponemos nuestra confianza y obediencia en nuestro Jehová Yireh, nuestro proveedor. Uno de mis versículos favoritos es Proverbios 1:33 el cual dice que mientras le obedezcamos podemos vivir tranquilos y sin temor al mal. Entonces, ¿qué es lo que tenemos que obedecer? ¡Su Palabra! Él nos exhorta en Malaquias 3:10 a traer a su casa (iglesia) nuestros diezmos y nos reta a que le probemos en esto, pues él cumple sus promesas. Solamente nos pide dar el 10% de lo que recibimos, para darnos a cambio lluvias de bendiciones, él nos invita a que lo probemos en esto y nos abrirá ventanas de los cielos y derramará sobre nosotros lluvias de bendiciones hasta que sobreabunden, osea, nos dará lo que necesitamos y mucho mas para que podamos bendecir a otros.

Yo puedo testificar que lo he probado en esto y vivo en constante bendición. Le he enseñado a mis hijos que de cada dólar que reciban saquen el 10% que le corresponde al Señor. Desde que me quedé sola con mis hijos le he sido fiel a mi Dios en esto y en mi casa nunca ha faltado nada, tenemos lo que necesitamos para vivir y hasta para compartir con otros. Dios es fiel y justo. Les invito a que hagan la prueba, y les aseguro que aún sin darse cuenta estarán disfrutando de esas lluvias de bendicones.
El ofrendar a nuestro Dios y a su casa, no se trata solamente de dinero. Hay muchas otras maneras en las que puedes traer tu ofrenda ante el altar del Señor. Tu tiempo, tus talentos, tu vida en adoración, son ofrendas que agradan al Señor y las cuales suben ante su presencia como olor fragante. A veces nuestras circunstancias personales como la falta de un empleo y recursos económicos nos limitan a ofrendar al Señor como quisiéramos hacerlo. Pero el más hermoso don que puedas ejercer en la casa de Dios y donde quiera que vayas, es el don del servicio. Así que no pienses que no tienes nada que ofrendarle al Señor, él está buscando gente que le adore en espíritu y en verdad y que ofrezcan sus vidas como ofrenda. Dios te bendice.


Enid Damaris Zamora ©

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