viernes, 6 de noviembre de 2009

En el Silencio


Salmo 37:3-7 (NVI)
Confía en el Señor y haz el bien, establécete la tierra y mantente fiel. Deléitate en el Señor, y el te concederá los deseos de tu corazón. Encomienda al Señor tu camino, confía en Él y Él actuará. Hará que tu justicia resplandezca como el alba; tu justa causa, como el sol de mediodía. Guarda silencio ante el Señor, y espera en Él con paciencia;


A pocas personas les gusta el silencio. Buscamos estar siempre acompañados, escuchar música con volumen alto y hasta encendemos el televisor para no sentirse solos. Sin embargo, estar en silencio es una experiencia hermosa que te llevará a reflexionar, meditar e intimar con Dios.

Vivimos en un constante mover. Siempre tenemos algo que hacer. De hecho en la mañana de un nuevo día ya estamos pensando en lo que haremos al día siguiente. Sin detenernos a pensar, ¿Qué tiene Dios para mi hoy? ¿Cuál es el propósito de Dios para mi vida hoy? Vivimos una vida tan agitada, que difícilmente guardamos tiempo para estar en el silencio con Dios. No sacamos tiempo para estar en silencio, para poder escuchar la voz de Dios.

Sí, tiempo a solas y en total silencio para escuchar la voz del Gran Yo Soy. Tenemos que aprender a callar, a estar en el silencio para poder escuchar la voz de nuestro Creador. Se que tenemos muchas cosas que hacer, que nadie las puede hacer por nosotros, que si nos detenemos por un instante puede que todo se descomponga y se vuelva un caos en tu vida. Pero se también que son temores que vienen sin siquiera intentar lo que hoy te propongo, estar a solas, en el silencio para escuchar la voz de Dios.

A Dios no le podemos esconder nada, no podemos mentirle y mucho menos engañarle. Él nos conoce, somos la niña de sus ojos, así que si a alguien tú le importas es a Dios, el Salmista hoy nos dice que confiemos en Él y hagamos el bien. No importa el daño que te han hecho, no importa el dolor que te hayan causado, haz el bien, no busques venganza, no quieras tomar represarías o hacer daño a quien marcó negativamente tu vida. Nuestro Señor sabe por lo que hoy estas pasando, sabe tus necesidades y conoce tu dolor. La palabra de Dios te dice hoy que confíes en Él, que te establezcan en la tierra que Él te ha dado y que te mantengas fiel. “Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas los librará el Señor” (Salmo 34:19), todas las circunstancias que hoy puedas tener o estar pasando, te acercarán más a Dios, probarán tu fe y te llevarán a un nuevo nivel. Difícil entender en la mayoría de las ocasiones porque sufrimos o porque tenemos circunstancias que nos estremecen pero sabes, en todo hay propósito. Dios conoce todo lo que hoy sucede y te dice “Guarda silencio ante el Señor, y espera en Él con paciencia” (Salmo 37:7). El momento de tu victoria esta cerca, pero necesitas tiempo para estar en el silencio, Dios conoce tu necesidad, calla ante Él y escucha su voz.

Detente, toma tiempo para estar en el silencio. Entiende que necesitas tiempo para estar a solas con Dios. Necesitas tiempo para hablarle desde lo más profundo de tu corazón, para desnudar tu alma ante Él y adorarle en espíritu y verdad. Te darás cuenta que todo comenzará a cambiar, escucharás su voz en lo mas intimo de tu ser y sentirás su paz.

Estar en silencio te permite entender todo lo que te rodea, podrás observar desde los ojos de Dios, podrás escuchar y ver la necesidad que vive tu país, tu cuidad, tu pueblo, tu comunidad, tu iglesia y tus hermanos. Estar en el silencio te permitirá entender el propósito de Dios para tu vida.

El afán del diario vivir te agobia y te aleja sin querer del propósito de Dios para ti. Toma tiempo para estar en el silencio con Dios. Este ejercicio permitirá que tus fuerzas sean renovadas y que tu espíritu este dispuesto en todo tiempo y en todo lugar para escuchar la voz de Dios.

Estar a solas con Dios, es un tiempo que no podrás igualar con ningún otro. Es una experiencia maravillosa que te acercará más a tu Creador, renovará tus fuerzas y te llevará a lugares altos. Comienza hoy, tu tiempo a solas con Dios, quédate en silencio. Él conoce tu corazón, tus peticiones y tu necesidad, así que guarda silencio ante el Señor, espera en Él con paciencia y escucha su voz. ¡Disfruta del silencio acompañado del Gran Yo Soy, Nuestro Creador, Rey y Señor!

¡Bendecidos!
Por: Débora E. Portalatín Rosario

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