jueves, 7 de enero de 2010

Gracias por Tu Presencia


Salmos 139
Omnipresencia y omnisciencia de Dios

1 Oh Jehová, tú me has examinado y conocido.
2 Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme;
Has entendido desde lejos mis pensamientos.

3 Has escudriñado mi andar y mi reposo,
Y todos mis caminos te son conocidos.

4 Pues aún no está la palabra en mi lengua,
Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.

5 Detrás y delante me rodeaste,
Y sobre mí pusiste tu mano.

6 Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí;
Alto es, no lo puedo comprender.

7 ¿A dónde me iré de tu Espíritu?
¿Y a dónde huiré de tu presencia?

8 Si subiere a los cielos, allí estás tú;
Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.

9 Si tomare las alas del alba
Y habitare en el extremo del mar,

10 Aun allí me guiará tu mano,
Y me asirá tu diestra.

11 Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán;
Aun la noche resplandecerá alrededor de mí.

12 Aun las tinieblas no encubren de ti,
Y la noche resplandece como el día;
Lo mismo te son las tinieblas que la luz.

13 Porque tú formaste mis entrañas;
Tú me hiciste en el vientre de mi madre.

14 Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras;
Estoy maravillado,
Y mi alma lo sabe muy bien.

15 No fue encubierto de ti mi cuerpo,
Bien que en oculto fui formado,
Y entretejido en lo más profundo de la tierra.

16 Mi embrión vieron tus ojos,
Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas
Que fueron luego formadas,
Sin faltar una de ellas.

17 !!Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!
!!Cuán grande es la suma de ellos!

18 Si los enumero, se multiplican más que la arena;
Despierto, y aún estoy contigo.

19 De cierto, oh Dios, harás morir al impío;
Apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios.

20 Porque blasfemias dicen ellos contra ti;
Tus enemigos toman en vano tu nombre.

21 ¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen,
Y me enardezco contra tus enemigos?

22 Los aborrezco por completo;
Los tengo por enemigos.

23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;
Pruébame y conoce mis pensamientos;

24 Y ve si hay en mí camino de perversidad,
Y guíame en el camino eterno.

miércoles, 6 de enero de 2010

Fortaleza Mía


Salmo 73:26 (NVI)
Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu,
Pero Dios fortalece mi corazón;
Él es mi herencia eterna.

¡Sean grandemente bendecidos! En momentos difíciles por los que pasa el ser humano siempre recurren a Dios pidiendo fortaleza. Entender el significado de esa palabra es imperativo para saber que pedimos, como lo pedimos y mover el poder de Dios a nuestro favor.

Según el diccionario de la Real Academia Española, fortaleza es fuerza y vigor; virtud que consiste en vencer el temor y huir de la temeridad, recinto fortificado, como un castillo, etc.

Partiendo de los diferentes significados que he presentado ante la consideración de ustedes tengo que decir sin temor a equivocarme que Dios Todopoderoso es nuestra fortaleza.

Dios es nuestro Castillo, nuestro recinto fortificado. Él es quien nos protege de los ataques del enemigo, es Él quien nos da las fuerzas necesarias para vencer todo aquello que nos ataca y trata de quitarnos la paz. Vencer sin Dios es imposible, es Él quien nos da la fortaleza para caminar en victoria aún en medio de caminos pedregosos, de aguas turbias y de la peor tormenta que podamos vivir.

Es El Gran Yo Soy quien a través de la oración, el ayuno y la búsqueda genuina con Dios, quien te ayuda a vencer el temor que hoy puedas tener. El enemigo a tratado de turbarte, de que creas que no hay solución, que te hundes en medio de la situación difícil pero hay una gran verdad que ni aún el mismo diablo puede resistir y es DIOS. Agarrate de Dios, pide dirección, fortaleza y sabiduría para que puedas en el nombre de Jesús vencer aquello que hoy te aflige.

Situaciones difíciles vendrán, tristezas vendrán, vituperios e injurias habrán pero Dios es nuestra fortaleza y nos hará vencer porque en Él hemos confiado y hemos declarado que Él es Nuestra Gran Fortaleza.

El libro de los Salmos en múltiples ocasiones invoca y declara la fortaleza que proviene de Dios:

1. Salmo 43 - Júzgame, OH Dios, y defiende mi causa; Líbrame de gente impía, y del hombre engañoso e inicuo. Pues que tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿por qué me has desechado? ¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo? Envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán; Me conducirán a tu santo monte, Y a tus moradas. Entraré al altar de Dios, Al Dios de mi alegría y de mi gozo; Y te alabaré con arpa, OH Dios, Dios mío. ¿Por qué te abates, OH alma mía, Y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.

2. Salmo 46 – Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto no temeremos aunque la tierra sea removida; Aunque se traspasen los montes al corazón de la mar. Bramarán, turbaránse sus aguas; Temblarán los montes á causa de su braveza. Del río sus conductos alegrarán la ciudad de Dios, El santuario de las tiendas del Altísimo. Dios está en medio de ella; no será conmovida: Dios la ayudará al clarear la mañana. Bramaron las gentes, titubearon los reinos; Dio él su voz, derritióse la tierra. Jehová de los ejércitos es con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob.

3. Salmo 73 - Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, Pero Dios fortalece mi corazón; Él es mi herencia eterna.

4. Salmo 118: Mi fortaleza y mi cántico es Jehová, y Él me ha sido por salvación.

5. Salmo 27 - Jehová es mi luz y mi salvación: ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida: ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se allegaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque se asiente campo contra mí, No temerá mi corazón: Aunque contra mí se levante guerra, Yo en esto confío. Una cosa he demandado á Jehová, ésta buscaré: Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo. Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; Ocultaráme en lo reservado de su pabellón; Pondráme en alto sobre una roca. Y luego ensalzará mi cabeza sobre mis enemigos en derredor de mí: Y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo: Cantaré y salmearé á Jehová.

Escrito está en las Sagradas Escrituras, Dios es nuestra fortaleza, declara con tu boca y vive en la fortaleza que tu Dios te ha dado. Mueve el poder de Dios a tu favor a través de la oración. Busca a Dios con todo tu corazón, con todas tus fuerzas y con toda la sinceridad.

¡Fortaleza mía a ti clamaré y te buscaré en el día de angustia y tu hoy Dios quitarás el temor, me darás fuerza y vigor para vencer! ¡Declara Victoria sobre tu vida y la vida de los tuyos!

¡Sean Bendecidos!
Por: Débora E. Portalatín Rosario