miércoles, 30 de septiembre de 2009

Mi Roca y Mi Salvación

Salmos 62:5-8 (Reina-Valera 1960)

5 Alma mía, en Dios solamente reposa,
Porque de él es mi esperanza.6 El solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré.7 En Dios está mi salvación y mi gloria; En Dios está mi roca fuerte, y mi refugio.8 Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; Derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio. Selah



Hoy nuestro Dios una vez más nos regala una Palabra poderosa y de aliento ante la adversidad. Nuestra esperanza viene de nuestro Jehová Yireh, nuestro proveedor. Él es la fuente de nuestra salvación, él es nuestra Roca, nuestro fundamento sólido, un fundamento que no se mueve de nuestro lado si le buscamos y le creemos con el corazón.

Pueblo de Dios, espera en él en todo tiempo, con voz de alabanza, con voz de júbilo. Derrama ante él tu corazón, nuestro Dios es Grande y Poderoso. Él es nuestro Refugio. Sean todos bendecidos.

Enid Damaris Zamora


martes, 29 de septiembre de 2009

Todo lo podemos porque Él nos Fortalece


Filipenses 4:11-13
11 No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. 12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. 13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

Filipenses 4:19

19 Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.


El Apóstol Pablo ciertamente tuvo que haber atravesado momentos difíciles y de necesidad durante su ministerio. En este capítulo 4 de la epístola a los Filipenses, el Apóstol Pablo le escribe a la iglesia filipense (estando él preso) para expresar su agradecimiento por los cuidados ofrecidos por ellos hacía él y a la misma vez les exhorta a seguir adelante sin afanarse presentando todas sus peticiones delante de Dios.


Deseo enfocarme en estos versículos expuestos arriba. Además de expresarles su agradecimiento y exhortarles a continuar adelante, Pablo también les da testimonio de los momentos en que ha padecido necesidades. Pablo les testifica que ha aprendido a sentirse contento en cualquier circunstancia por la que ha tenido que atravesar. Les comparte que ha aprendido a vivir en pobreza como en momentos de abundancia y también les declara con su boca que todo lo ha podido porque Cristo ha sido su fortaleza. De la misma manera les alienta a sentirse seguros de que Dios suplirá todo lo que les haga falta.


Como todos sabemos, nuestro país al igual que otros muchos, está atravesando en estos momentos una crisis económica además de un sin número de problemas sociales. Miles de personas han sido despedidas de sus empleos, creando incertidumbre en sus vidas, desaliento y muchos otros trastornos emocionales que pudieran afectar a todas estas familias afectadas ante esta situación.


Hoy Dios desea que declaremos con nuestra boca así como declaró Pablo, que TODO lo podemos en Cristo que nos fortalece. Hoy yo puedo dar testimonio de como dice David en el Salmo 37: 25 "Joven fui, y he envejecido, Y no he visto justo desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan." Dios desea que pongamos toda nuestra confianza en él, que aprendamos a depender de él en todo. Que podamos ante las adversidades sentirnos como Pablo, contentos en todo momento sabiendo que Dios tiene el control y suplirá lo que nuestra familia necesita.


Sabemos que no es fácil de un momento a otro perder la fuente de nuestro sustento diario, pero cuando creemos en un Dios que nos dio la oportunidad de ser hechos sus hijos, podemos encontrar en él la paz y el refugio que necesitamos. Él es el dueño del oro y la plata y él es nuestro Padre. Ante toda confusión, ante toda tristeza (emociones que son aceptables y normales dentro de nuestra humanidad), debemos de mantener nuestra mirada en Dios. Él conoce cada una de nuestras necesidades y a veces estos procesos nos ayudan a crecer y fortalecernos más en él. Recuerdan a Job, al cual le fue quitado todo lo que tenía, propiedades, familia, salud y en ningún momento dejó de confiar en su Dios el cual por haber visto la fe tan grande que este varón tenía le devolvió todo lo que le fue quitado y en abundancia.


Hoy es el tiempo de clamar a nuestro Dios por su misericordia, de decirle cuanto le amamos y cuan confiados estamos de que en medio de toda esta adversidad confiamos en su fidelidad. No nos sirve de nada criticar y levantar actos violentos. Los más fuertes sean de baluarte para los más débiles. Si clamamos unidos y unidos adoramos a nuestro Dios él inclinará su oido y escuchará a su pueblo. Declara con tu boca que "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" y descansa en sus promesas. Nuestro Dios pues suplirá todo lo que nos haga falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Sean todos bendecidos.


Enid Damaris Zamora ©

lunes, 28 de septiembre de 2009

Salmo 57


Salmos 57 (Reina-Valera 1960)

1 Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí;
Porque en ti ha confiado mi alma,
Y en la sombra de tus alas me ampararé
Hasta que pasen los quebrantos.


2 Clamaré al Dios Altísimo,
Al Dios que me favorece.


3 El enviará desde los cielos, y me salvará
De la infamia del que me acosa; Selah
Dios enviará su misericordia y su verdad.


4 Mi vida está entre leones;
Estoy echado entre hijos de hombres que vomitan llamas;
Sus dientes son lanzas y saetas,
Y su lengua espada aguda.


5 Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios;
Sobre toda la tierra sea tu gloria.


6 Red han armado a mis pasos;
Se ha abatido mi alma;
Hoyo han cavado delante de mí;
En medio de él han caído ellos mismos. Selah


7 Pronto está mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto;
Cantaré, y trovaré salmos.


8 Despierta, alma mía; despierta, salterio y arpa;
Me levantaré de mañana.


9 Te alabaré entre los pueblos, oh Señor;
Cantaré de ti entre las naciones.


10 Porque grande es hasta los cielos tu misericordia,
Y hasta las nubes tu verdad.


11 Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios;
Sobre toda la tierra sea tu gloria.



Gracias te damos nuestro Dios por tu cobertura, porque a ti podemos alzar nuestra voz en alabanza pues tu misericordia y tu verdad no cambian.Nuestros corazones estan dispuestos Señor a darte toda gloria y honra a ti. Gracias por tu provisión y protección.

Si en este día te sientes afligido, agoviado por las circunstancias que pudieras estar viviendo, quizás la pérdida de tu empleo, una enfermedad, persecusión en el trabajo, o tantas miles de cosas más, te invito a que abras tu boca y recites este salmo como una oración a nuestro Dios. Exalta Su nombre en todo tiempo y permite que él sea glorificado en ti. Dios te bendice.

Enid Damaris Zamora

domingo, 27 de septiembre de 2009

Declara tu Milagro


Marcos 10:46-52 (Reina-Valera 1960)


El ciego Bartimeo recibe la vista

46 Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. 47 Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir:!Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! 48 Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más:!Hijo de David, ten misericordia de mí! 49 Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama. 50 El entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. 51 Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. 52 Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino.

¿Cuánto tiempo has estado sentado escuchando que Jesús puede transformar tu vida y convertir tu problema en un gran milagro?

Muchas veces pasamos por dificultades, enfermedades y crisis las cuales sabemos que humanamente son imposibles de resolver y escuchamos y hasta tenemos la certeza de que Jesús puede hacer un milagro con la situación pero como no vemos con nuestros ojos carnales lo que estamos esperando solemos quedarnos sentados en el mismo lugar con nuestras bocas cerradas.

Este hombre, Bartimeo, era ciego. Nunca había visto a Jesús pero sí sabía que él tenía el poder de hacer milagros y de devolverle la vista. Bartimeo tan pronto escuchó que Jesús se acercaba, dice este pasaje que comenzó a gritar pidiéndole a Jesús que tuviera misericordia de él. La gente que estaba a su alrededor lo mandó a callar y fue entonces cuando más fuerte clamaba a Jesús pidiendo misericordia.

Me pregunto; ¿Qué sería lo que hizo Bartimeo que llamó la atención del Maestro para que éste se detuviera? Bartimeo clamó con todas sus fuerzas. Bartimeo no se dejó intimidar por los que estaban a su alrededor mandándole a callar y luchó por su bendición. Él aprovechó el momento. Jesús escuchó el clamor de este hombre y le pregunta a Bartimeo ¿Qué quieres que te haga? Usted dirá, pero, ¡Dios todo lo sabe, él sabía que el pobre hombre era ciego! Sí...ciertamente Jesús sabía que Bartimeo era ciego, pero Bartimeo tenía que declarar con su boca su bendición, tenía que pedir específicamente lo que deseaba del Maestro.

Ciertamente Dios conoce cada una de nuestras necesidades, pero como nuestro Padre, desea que vengamos a él con fe y le pidamos específicamente lo que deseamos que él haga. Hay una diferencia entre pedir y clamar. Cuando clamamos lo hacemos con súplica, entregando nuestro corazón y creyendo que será hecho. Dios desea que abras tu boca y le digas lo que estas esperando, que le digas cómo se llama ese milagro que tanto anhelas.

Entonces, ¿Qué vas a hacer? ¿Te olvidarás de todo y todos y clamarás con fe al Maestro por tu milagro? El Maestro está pasando por tu lado, abre tu boca y clama con todas tus fuerzas y pídele misericordia, dile a Jesús lo que quieres que él haga contigo y ten la certeza de que verás el milagro en tu vida. Una de las promesas que encontramos en Su Palabra en Jeremías 33:3 es “Calama a mí y yo te responderé y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.” La Palabra de Dios es fiel y verdadera y si él te dice que le clames, es porque él te va a responder.

Levántate y lucha por tu bendición. Clama al Hijo de David y pídele misericordia y recuerda que sus misericordias son nuevas cada mañana y que si clamas con fe recibirás el milagro que estás esperando. Decláralo con tu boca. El Maestro está pasando por tu lado. Este es el tiempo de tu milagro. Dios te bendice.

Enid Damaris Zamora ©

sábado, 26 de septiembre de 2009

Un Día Más


Lamentaciones 3:22-26 (Reina-Valera 1960)

22 Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. 23 Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. 24 Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré. 25 Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca. 26 Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová.


En medio de cualquier circunstancia es bueno saber que las misericordias de nuestro Dios se renuevan día a día, son nuevas cada mañana. Cada situación que ocurre en nuestras vidas está planificada en el plan de Dios diseñado para nuestras vidas, ya sean negativas o positivas, pues de ambas adquirimos conocimiento, sabiduría y fortaleza de carácter y dentro de cada una de ellas podemos ver cómo la bondad y las misericordias de Dios nos siguen y nos cubren diariamente.


Despertar día a día sabiendo que se nos ha permitido un día más para disfrutar de cada una de las bendiciones y misericordias que Dios tiene para con nosotros es un alivio cuando nuestra confianza está puesta plenamente en él. Es un alivio saber que no importa que falte el sustento diario, Dios nos provee por cuanto hemos sido fiel y hemos dependido de él. Esperar muchas veces no es fácil y menos en silencio, pero si le creemos y le buscamos veremos su salvación.


En este nuevo día te invito a que le des gracias a Dios y le adores por lo que él es; un Dios de amor y misericordia. Demos gracias a nuestro Creador sin quejarnos ni lamentarnos por lo que no tenemos o hemos perdido. Si mantenemos nuestra mirada en él y confiamos y obedecemos caerá su lluvia de bendición. Hoy Dios te ha regalado una nueva oportunidad de ser portador de Su gloria. Adórale en todo tiempo, hoy tienes un día más de vida para cumplir el propósito por el cual fuiste creado. Un día más para adorarle. Dios te bendice.


Enid Damaris Zamora ©

viernes, 25 de septiembre de 2009

Renovados como el Águila


Isaías 40:28-31 (Reina-Valera 1960)


28 ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. 29 El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. 30 Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; 31 pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.


Al leer esta Palabra la cual me recuerda una vez más quién es el Dios al que le creo y sirvo, mi corazón se regocija, pues aún ante cualquier adversidad, cansancio, dolor, fatiga y desaliento podemos estar confiados que nuestro Dios tiene el poder de levantarnos y renovarnos, llenarnos de fuerzas y energías para poder seguir adelante.


Él es Jehová, Dios eterno, el cual creó los cielos y la tierra, un Dios que no se cansa, que no nos hace esperar, que está presto en todo momento a atender toda y cada una de las necesidades de su creación en la cual estamos incluidos tú y yo. Esta Palabra en lo personal es una que al leerla me llena de esperanza. Mira bien lo que te dice, lee bien cuál es la promesa que Jehová te ha hecho: "mas los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como las águilas, correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán."


El águila es un ave fuerte y poderosa, con alas capaces de levantar su vuelo hacia los lugares más altos cargando a su vez su presa que en muchas ocasiones es más pesada que ella. Cuando confiamos en Dios y en su poder, somos parecidos al águila. Dios nos renueva y nos da el poder y la fuerza de volar muy alto aún cuando nuestras cargas pudieran ser muy pesadas.


Nuestro Dios es incomparable, él nos creó y tiene poder y dominio sobre todo lo creado. Si en este día te sientes cansado, desfallecido, sin fuerzas, te invito a que le pidas a Dios que te eleve a tus alturas. Espera en él y verás como renueva tus fuerzas día a día para poder volar muy alto. Él desea que toda tu confianza esté puesta en él, que dependas de él en todo. Sólo obedece su Palabra y verás la bendición rodear tu casa y familia. Levanta tu vuelo, abre tus ojos y mira desde arriba todo lo que él tiene para ti. Dios te bendice.


Enid Damaris Zamora ©

jueves, 24 de septiembre de 2009

Dios es Nuestro Amparo y Fortaleza



Salmo 46 (Reina-Valera 1960)


1 Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
2 Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y se traspasen los montes al corazón del mar; 3 Aunque bramen y se turben sus aguas, Y tiemblen los montes a causa de su braveza. Selah 4 Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios, El santuario de las moradas del Altísimo.
5 Dios está en medio de ella; no será conmovida. Dios la ayudará al clarear la mañana.
6 Bramaron las naciones, titubearon los reinos; Dio él su voz, se derritió la tierra.
7 Jehová de los ejércitos está con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah
8 Venid, ved las obras de Jehová, Que ha puesto asolamientos en la tierra.
9 Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra. Que quiebra el arco, corta la lanza, Y quema los carros en el fuego. 10 Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra. 11 Jehová de los ejércitos está con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah

Tener el privilegio de despertar, ver una nueva mañana y ver que nuestro Dios sigue estando presente es algo que me llena de esperanza y alivio. Abrir mi Biblia y encontrar esta Palabra de esperanza y consuelo me hace sentir segura y preparada para enfrentar cada situación y cada reto que surja durante el día.

Ciertamente como dice este Salmo nuestro Dios es nuestro amparo, nuestro refugio y nuestra fortaleza en medio de cada situación presente y las que pudieran llegar. Él es nuestro auxilio, nuestro socorro inmediato al cual podemos llamar en cualquier momento del día y ahí está presto a escucharnos y socorrernos. Él desea que no importando las circunstancias, permanezcamos quietos y reconozcamos que él es Dios, el Dios al cual servimos y le creemos y que como dice el versículo 10 llegará el momento que será exaltado por TODAS las naciones, pues él es el Gran Yo Soy.

Vive el día de hoy en serenidad y paz, reconoce que Jehová de los ejércitos está contigo. No te afanes, no te angusties. Tu refugio es el Dios de Jacob. Que tengan un hermoso y bendecido día.

Enid Damaris Zamora

miércoles, 23 de septiembre de 2009

¡Regocijaos!


Filipenses 4:4-7 (Reina-Valera 1960)

4 Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: !!Regocijaos! 5 Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. 6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.


Pedirle a una persona que está pasando por un momento de angustia, dolor o aflicción que se sienta "regocijada" es algo que suena incoherente y hasta absurdo. Hay momentos difíciles en la vida en donde sentimos que no hay salida ni remedio posible para la situación que estemos enfrentando en un momento dado. Decirle a una persona que está diagnosticada con cáncer terminal que se sienta alegre es algo que para muchos es inconcebible. Pedirle a un preso que ha sido condenado a una sentencia perpetua que se sienta tranquilo y feliz es algo que suena a locura. Pedirle a una madre que ha perdido a su hijo en un accidente o al cual se le ha arrebatado su vida injustamente que se sienta tranquila y feliz suena ilógico. Pedirle a un adolescente que ha crecido sin el amor de sus padres y ha sido abandonado desde su niñez es algo que suena insólito.


Todas estas situaciones que son reales en nuestras vidas pueden verse ante los ojos humanos como calles sin salidas, como grandes barcos en medio de una gran tormenta en donde el Capitán se ha ido. Sin embargo, todas estas situaciones también pueden ser vistas con nuestros ojos espirituales como maneras de convertirnos en seres más fuertes y en portadores de la Gloria de Dios. Cuando vivimos sabiendo que Cristo es el centro de nuestra vida podemos pasar por situaciones angustiosas, podemos ser perseguidos y heridos y acusados injustamente. Pero, ¿qué hace la diferencia a que podamos estar regocijados en medio de todas estas cosas? El saber que el Dios que nos ama es capaz de darnos la fortaleza y la paz que necesitamos para poder sentirnos regocijados en medio de las pruebas. Podemos sentir regocijo al saber que nuestro Dios es un Dios poderoso que pelea por nosotros y que envió a su Hijo a llevar todas esas pruebas y circunstancias por nosotros en la Cruz del Calvario.


En este pasaje de Filipenses el Señor utiliza al Apóstol Pablo a llevar un mensaje de esperanza, nos alienta a sentirnos regocijados siempre en nuestro Señor y tenga la certeza de saber de que esto sí puede ser posible cuando decretamos y declaramos con nuestra boca que el Señor es nuestra Fortaleza y nuestro Príncipe de paz. El Señor nos hace un llamado a venir ante su presencia y traer todas nuestras peticiones en oración y ruego no importando cuan humanamente imposibles puedan ser. La palabra "rogar" implica algo más allá de pedir, es suplicar, clamar por algo que necesitamos, y cuando clamamos a nuestro Señor y nos humillamos ante él en súplica con corazones agradecidos por lo que aún no hemos visto con nuestro sojos carnales pero sí con los espirituales, él se glorifica y grandes cosas ocurren.


Todas la situaciones difíciles por las que una persona pueda atravesar se pueden hacer menos pesadas, las cargas pueden hacerse ligeras, suaves, livianas si permitimos que Cristo las lleve por nosotros. En lo personal he experimentado situaciones difíciles en donde si las hubiera mirado con mis ojos carnales me hubiera desesperado y no hubiera podido salir adelante. Al dejar que fuera Jesús quien llevara el peso de mis cargas pude sentirme en paz y regocijada aún en medio de las situaciones difíciles y pude ver su mano obrar en cada una de ellas y sobre todo pude sentir y sigo sintiendo su paz; una paz que sobrepasa todo entendimiento. ¿Qué significa esto? Que ante los ojos de una persona que no ha experimentado lo que es descanzar en el Señor es imposible concebir que ante un sufrimiento quizás de una enfermedad terminal como el cáncer pueda estar adorando y agradeciendo al Señor y viviendo en paz aún en medio de su circunstancia.


Si estás pasando por el fuego de la prueba, si el enemigo se ha levantado contra ti y te sientes débil, te invito a que decretes y declares la victoria que ya es tuya en Cristo Jesús. Te invito a que te regocijes en el Dios de tu salvación, a que sientas y vivas su paz en medio de tus circunstancias y a que permitas que él guarde tu corazón y tus pensamientos. ¡Regocíjate en Jesús! Descanza en sus promesas y su misericordia y ponte el manto de alegría sobre tu cabeza por que el que está contigo es más grande y poderoso y te da razones para estar regocijado. Dios te bendice.


Enid Damaris Zamora ©

martes, 22 de septiembre de 2009

Alabanza por los Hechos Poderosos de Dios

Salmos 66 (Reina-Valera 1960)

1 Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra.
2 Cantad la gloria de su nombre; Poned gloria en su alabanza.
3 Decid a Dios: !!Cuán asombrosas son tus obras! Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus enemigos.
4 Toda la tierra te adorará, Y cantará a ti; Cantarán a tu nombre. Selah
5 Venid, y ved las obras de Dios, Temible en hechos sobre los hijos de los hombres.
6 Volvió el mar en seco; Por el río pasaron a pie; Allí en él nos alegramos.
7 El señorea con su poder para siempre; Sus ojos atalayan sobre las naciones; Los rebeldes no serán enaltecidos. Selah
8 Bendecid, pueblos, a nuestro Dios, Y haced oír la voz de su alabanza.
9 El es quien preservó la vida a nuestra alma, Y no permitió que nuestros pies resbalasen.
10 Porque tú nos probaste, oh Dios; Nos ensayaste como se afina la plata.
11 Nos metiste en la red; Pusiste sobre nuestros lomos pesada carga.
12 Hiciste cabalgar hombres sobre nuestra cabeza; Pasamos por el fuego y por el agua, Y nos sacaste a abundancia.
13 Entraré en tu casa con holocaustos; Te pagaré mis votos,
14 Que pronunciaron mis labios Y habló mi boca, cuando estaba angustiado.
15 Holocaustos de animales engordados te ofreceré, Con sahumerio de carneros; Te ofreceré en sacrificio bueyes y machos cabríos. Selah
16 Venid, oíd todos los que teméis a Dios, Y contaré lo que ha hecho a mi alma.
17 A él clamé con mi boca, Y fue exaltado con mi lengua.
18 Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me habría escuchado.
19 Mas ciertamente me escuchó Dios; Atendió a la voz de mi súplica.
20 Bendito sea Dios, Que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia.
Ciertamente nuestro Dios es Poderoso y digno de toda alabanza. Desde cada rincón de la tierra debemos cantar y exaltar el nombre de nuestro Dios, un Dios que nos libra de las garras del enemigo, que está dispuesto en todo momento a pelear la batalla por sus hijos.
Que en este día podamos alzar nuestra voz en adoración y alabanza a Él. Él es quien escucha nuestras súplicas y quien nos cubre día a día con sus misericordias. Dios te bendice.
Enid Damaris Zamora

lunes, 21 de septiembre de 2009

Estar Ante Ti

Apocalipsis 4: 1-11 (Reina-Valera 1960)

1 Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas. 2 Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado. 3 Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda.4 Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas. 5 Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios. 6 Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás. 7 El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando. 8 Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir.9 Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos,10 los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: 11 Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.

Juan nos narra en este capítulo de Apocalipsis cómo fue su experiencia a ser trasladado en su espíritu hasta el cielo. Juan tuvo la oportunidad de ver con sus propios ojos a nuestro Rey sentado en su trono y experimentar lo que es estar ante Su presencia adorándole día y noche continuamente. Juan tuvo la oportunidad de estar allí, ante el Cordero.

Nosotros también hemos recibido por Su gracia la oportunidad de entrar ante la presencia de nuestro Rey y adorarlo. El propósito primordial por el cual tú y yo fuimos creados es adorar a Aquel que nos dio la vida.

Cuando pienso en la experiencia de adorar, no encuentro las palabras suficientes para describir que es lo que mi alma, mi ser y mi espíritu experimentan en esos momentos, pues la sensación es tan grande que de sólo imaginar estar frente a él en adoración mi corazón estalla de la emoción. Nuestro Señor es digno de toda gloria, honor, honra y alabanza.

Cuando Jesús murió en la cruz por nosotros, renovó el pacto para con sus hijos y nos dio la libertad y el privilegio, al ser rasgado el velo del Lugar Santísimo, de entrar ante Su presencia libremente y con toda confianza. Nosotros somos más que privilegiados de poder entrar a su Lugar Santísimo en adoración en el momento que lo deseemos y anhelar estar ante su presencia en adoración es algo que debemos de anhelar constantemente.

He experimentado muchos o más bien, todos los beneficios que conlleva adorar a nuestro Señor. Cuando me siento feliz y agradecida de todas las bendiciones que a diario él me da, tengo que adorarle, y lo que siento es algo hermoso en mi ser. Cuando el enemigo se levanta en guerra contra mí, la mejor arma que tengo y que lo destruye al instante es adorar a mi Señor, y el beneficio que adquiero es la paz que sólo mi Dios me puede dar en medio de la adversidad. Cuando se levantan falsos testimonio contra mí o mi casa, cuando falta el alimento diario, cuando hay enfermedad, cuando he perdido a un ser querido, abro mi boca en adoración a mi Señor y puedo ver su gloria descender y cubrirme con sus alas de amor.

Estar ante la presencia de Dios es el privilegio más grande que podamos tener como hijos suyos y el saber que estaremos adorándole continuamente durante toda la eternidad nos lleva a imaginarnos cómo será ese momento cuando le tengamos de frente.

Te invito a que te conviertas en un adorador, a que entres a los atrios con cántico de júbilo y alabanzas a Aquel que te dio la vida. Te invito a que reconozcas tu identidad como hijo de Dios y te posiciones en el lugar que te corresponde y que desde acá en la tierra tu adoración suba como olor fragante ante su presencia. No se trata de cantar lindo o feo, de danzar hermoso o tocar magistralmente un instrumento, se trata de glorificar el Nombre de Jesucristo, el que fue inmolado por ti en la cruz y el cual es digno de toda gloria y honra.

Únete al coro celestial, póstrate delante de su presencia, quítate tu corona delante de él y adórale diciendo, Señor digno eres de gloria, honra y poder. Comienza a ensayar desde ya. El altar está preparado y listo para que te postres y le adores en espíritu y en verdad. Que toda Su creación exalte y adore el nombre de Jesucristo. Dios te bendice.


Juan 4:23-24 (Reina-Valera 1960)
23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. 24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.


¡Vive Día a Día en Victoria con Jesús!
Enid Damaris Zamora ©

domingo, 20 de septiembre de 2009

¡Quietos!



Salmo 46:10
Quedaos quietos, reconoced que yo soy Dios.

Hace varios días Dios me inquieto con este versículo del salmo 46. Sin saber que esta semana sería sacudida por una gran prueba. Anoche mientras meditaba y lloraba por todo lo ocurrido vino a mi mente el Salmo 46:10 “Quedaos quietos, reconoced que yo soy Dios”. No pude más que agradecer a Dios por su misericordia y amor, en el momento más terrible y cuando la oscuridad parecía arroparme, Dios vino a consolarme, ¡Gloria a Dios!

Antes de acostarme a dormir, en medio de un gran dolor, sentí una paz inmensa. Una paz que sobrepasaba mi entendimiento y que agradecí a Dios inmediatamente. Mientras dormía, escuche una voz que me decía “Lee en la Biblia, busca las cualidades o características que distinguieron a Esteban”. Dije, ¿okey, ahora qué? Dios tenía y tiene para mi algo especial, quería hablar a mi vida y hoy quiero compartirlo contigo.

Tan pronto desperté busqué la Biblia y leí en Hechos, Capítulos seis y siete la impresionante Historia de Esteban. Muchas veces había oído hablar de este hombre pero confieso que nunca presté mucha atención. Luego de que los discípulos recibieron el Espíritu Santo comenzaron a predicar el evangelio a todos. Eran tantos los creyentes que los discípulos necesitaron nombrar a siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu y de Sabiduría para que ellos le ayudaran en servicio a las viudas y propagación del evangelio. Esteban fue uno de estos siete escogidos. Dice la Palabra de Dios, que Esteban era un hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, hombre inteligente que predicaba la palabra con gran poder. El libro de los Hechos dice que “Realizaba grandes prodigios y señales milagrosas en medio del pueblo” (Hechos 6:8). Tanta era la sabiduría y el Espíritu con el que hablaba que cuando unos individuos trataron de discutir o argumentar algún con él, no pudieron resistir su sabiduría. Así que esa gente de corazón duro, levantaron calumnias y blasfemaron en contra de Esteban diciendo “hemos oído a Esteban blasfemar contra Moisés y contra Dios”, logrando agitar al pueblo, a los ancianos y a los maestros de la ley, fue llevado ante el Concilio, para ser juzgado. Pero saben que, aunque levantaron falsos testimonios dice la Palabra en Hechos 6:15 “Todos los que estaban sentados en el Consejo fijaron la mirada en Esteban y vieron que su rostro se parecía al de un ángel”, estaba lleno del Espíritu Santo y su fe traspasaba más allá de los límites terrenales. Estuvo quieto, reconociendo quien era su Dios, su mirada estaba puesta en Dios. Esteban fue sabio al tomar la palabra y les habló de la historia del pueblo judío, diciéndoles desde el tiempo antiguo la nación judía no ha querido oír a los profetas que Dios ha enviado y ahora han rechazado y matado al más grande mensajero de Dios, Jesucristo. Rápidamente todos los que allí estaban se enfurecieron y rechinaron sus dientes en contra de Esteban. Ese momento fue espectacular porque inmediatamente dice la palabra en Hechos 7:55 y 56 “Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la derecha de Dios. – ¡Veo el cielo abierto- exclamó-, y al Hijo del Hombre de pie a la derecha de Dios!”. Enfurecidos gritaron airándose contra él, lo sacaron fuera de la ciudad y lo apedrearon hasta morir. Mientras lo apedreaban el oraba y pedía que Dios perdonara a aquellos que lo estaban matando.

Hoy aprendí una tremenda lección, nosotros los Hijos de Dios debemos tener cualidades muy parecidas a las que tenía Esteban. Esteban fue juzgado por amor a Dios, por ser un hombre lleno del poder y la sabiduría que Dios le dio. Sin embargo y aunque se levantaron falsos testimonios en contra de él, no negó a Dios, se mantuvo en fe y mirando hacia Dios. Esteban al igual que todos los hombres y mujeres de Dios de los que hemos leído en la Biblia sufrieron por causa del evangelio ¿pero sabes qué? Tuvieron su recompensa, vieron como en medio de la angustia, el dolor y el sufrimiento Dios les dio nuevas fuerzas para sobrepasar todo obstáculo y vencer en el nombre del Gran Yo Soy, Dios eterno y poderoso.

Cualidades como las siguientes te ayudarán en tu caminar por la vida, te fortalecerán en el momento de angustia y te serán de bendición en el momento escogido por Dios para ti:
• Sabiduría e inteligencia espiritual
• Hombres y mujeres de fe
• Estar llenos del poder de Dios
• Hablar con la verdad
• Mantenerse en la verdad
• Hombres y mujeres de oración
• Estar quietos
• Perdonar a los que te hacen mal
• Vivir para Dios
• Que se te note en tu rostro y conducta que eres un hombre o mujer de Dios.

El que tengas a Dios en tu corazón y le adores en espíritu y verdad no te exime de sufrimientos, mentiras, dolor, traición, todo lo contrario serás probado para pasar a un próximo nivel espiritual, alcanzarás tu bendición y verás la gloria de Dios. Pero en ese momento en que todo parece derrumbarse ante ti, en ese momento que sientes y sufres porque te han traicionado, Dios te dice “estad quietos porque yo estoy contigo”. Ya la batalla se ganó en la Cruz del Calvario, no te angusties, no sufras, Dios está contigo y no te dejará. El Salmo 42:10, nos da una esperanza tremenda y también nos reconforta en medio del huracán que se ha levantado en nuestra contra “Quedaos quietos, reconoced que yo soy Dios”. Si reconocemos que Él es Dios, sabemos que no hay porque temer, llorar o sufrir. Dios se encargará de todo. ¡Y todo es todo!

Levantemos nuestra mirada al cielo, pidamos a Dios en oración. Dice la Palabra de Dios “clama a mí y yo te responderé”, hagámoslo entonces, pidamos en fe, la situación no puede, ni es más grande que nuestro Dios. Él nos oirá y contestará nuestra petición. Grande es Dios y eterna su misericordia, no quites tu mirada de Él y verás como todo cambia a tu favor.

¡Bendecidos y en Victoria con Jesús!
Por: Débora E. Portalatín Rosario

sábado, 19 de septiembre de 2009

Debajo de las Plantas de mis Pies


1 Samuel 17:45 (Reina-Valera 1960)

45 Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.

Todos sabemos que este versículo es parte de la historia de David y Goliat, historia que ya conocemos y de la cual hemos reflexionado anteriormente. Hoy quiero tocar específicamente este momento tan especial en el cual David se encontraba ya frente a frente con su enemigo. Quiero que te fijes con la autoridad que David le habló a su enemigo, le habló con toda la autoridad dada por el Dios de los escuadrones de Israel. El Gran Yo Soy.

David era un hijo de Dios, un joven que adoraba y amaba a su Dios por sobre todas las cosas, con un corazón dispuesto a hacer su voluntad. ¿Sabes tú cuál es la diferencia entre tú y David? Ninguna. El mismo poder y la misma autoridad que tenía David, la tienes tú por ser hijo de Dios. Esto significa que no importa cuán grande sea tu enemigo tienes el poder que te ha sido dado al ser hecho un hijo del Gran Yo Soy.

Cuando David enfrentó a su enemigo lo hizo con autoridad, pues él sabía que contaba al cien por ciento con el respaldo de su Dios e inmediatamente le lanzó la piedra, lo tumbó al piso y se le paró encima. Su enemigo quedó justamente debajo de la planta de su pie.

Durante todos los procesos que he tenido que pasar en mi vida he visto como Dios ha abierto puertas de bendición y oportunidades para realizar el llamado que él me ha hecho en el ministerio. De la misma manera también he visto como nuestro mayor enemigo, Satanás, se ha levantado furioso a tratar de derribarme, desanimarme y obstruir el propósito de Dios en mi vida. En todas estas ocasiones me he apoderado del poder que tengo como hija del Gran Yo Soy y le he hablado con autoridad a mi enemigo, lanzándole la piedra y pisándolo quedando aplastado debajo de mis pies, lugar donde claro está le corresponde estar.

Dice la Palabra de Dios en Efesios 6:12 “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.” Nuestro enemigo anda como León rugiente buscando devorarnos y mientras más trabajamos para el Reino de Dios, más se enoja y más nos ataca y créame que siempre nos ataca por donde más nos duele. Pero, ¿qué vamos a hacer nosotros como hijos de Dios que somos? ¿Lo vamos a dejar salirse con la suya o le vamos a hablar con autoridad para rápidamente tirarle la piedra? Hoy fue un día de guerra en mi vida y en la de seres muy queridos y especiales en mi vida y como guerreros que somos decidimos hablarle con autoridad a nuestro enemigo, lanzarle la piedra y colocarlo bajo la planta de nuestros pies.

Cristo nos dio la autoridad en la cruz del Calvario. Somos hijos del Gran Yo Soy y Satanás no tiene parte ni suerte con nosotros. Podrá creer que nos tiene amedrentados, nos podrá hacer sentir angustiados, pero ante todos estos sentimientos humanos, sabemos que nuestra mirada está puesta en Aquel que nos dio la victoria en la cruz.

El plan de Dios se cumplirá en tu vida le guste o no a tu enemigo. Levanta tu voz en adoración a nuestro Salvador (eso debilita a nuestro enemigo), ora y reclama tu poder y autoridad, declara con tu boca que en Cristo Jesús eres más que vencedor, párate firme, camina hacia la línea de batalla, coge tu piedra y derriba a tu enemigo que en el nombre de Jesús ya está debajo de las plantas de tus pies. Dios te bendice.

Por: Enid Damaris Zamora ©

viernes, 18 de septiembre de 2009

LLamamiento a una Vida Santa


1 Pedro 1:13-16 (Reina-Valera 1960)

13 Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado;14 como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia;15 sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.

Hay veces que el ser humano puede pensar que por sus propias fuerzas puede alcanzar lo que se propone, y la verdad es que yo he comprobado en el transcurso de toda mi vida que es imposible alcanzar aquello que tanto anhelamos, con nuestras propias fuerzas. Tenemos que entender que Dios se manifiesta en nuestras debilidades y hay que reconocer que cometemos muchas veces errores que nos desenfocan de los propósitos que el Señor tiene para nosotros, creando una barrera y frenando las bendiciones que sólo él tiene para nuestras vidas. No permitas que el enemigo te robe esa hermosa bendición que te corresponde sólo a ti.

Tenemos que ser obedientes a lo que el Señor tiene para nosotros, y confiar a ojos cerrados en cada una de sus Promesas, por que grandes cosas nos esperan cuando abrimos nuestros brazos y recibimos al Señor en nuestras vidas, dándole así, la oportunidad de que trabaje en cada una de las áreas que él sabe que necesitamos ayuda. No temas por lo que los demás puedan decir de ti, porque cuando vean que Dios ha cambiado tu lamento en baile y te ha sacado de las tinieblas dándole luz a tu vida, estoy segura que anhelarán eso mismo para sus vidas.

Aprendamos a llevar una vida sana, en unión y sobre todo en amor, amando y ayudando al prójimo, aún así, cuando nos critiquen y nos juzguen, por que esas buenas obras que hacemos hacia otras personas ya sea ayudándolos o dándoles palabras de aliento a sus vidas por medio de la Palabra del Señor, son las que agradan a nuestro Padre Celestial. Así que caminemos en santidad en el Camino que el Señor trazó en nuestras vidas, y aún cuando atravesemos situaciones difíciles no nos olvidemos que Dios nunca nos abandona. Seamos valientes y aprendamos a confiar plenamente en lo que Dios tiene para nosotros. Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.

Sean bendecidos.


Por: Yomarie Rosario Centeno

jueves, 17 de septiembre de 2009

¡Sígueme!


Mateo 4:18-22 (Reina-Valera 1960)

18 Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores.19 Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. 20 Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron. 21 Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó. 22 Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron.

Si tuvieras a Jesús al frente y te dijera “sígueme”, ¿qué harías? cómo reaccionarías? Responder al llamado del Maestro podría ser un paso el cual muchos pasan mucho tiempo de su vida pensando en qué le van a responder.

Hoy quiero dirigirme a todas aquellas personas que ya han tenido un encuentro con Jesús, y en algún momento de sus vidas han sentido que el Señor ha pasado por su lado y les ha dicho “sígueme”. Ustedes saben a qué me refiero, han sido escogidos por él para trabajar en su Reino con un llamado especial.

Mateo narra como Jesús al inicio de su ministerio escogió a sus primeros discípulos. Estos cuatro hombres sin conocer a Jesús, inmediatamente y sin pensarlo lo dejaron todo; casa, trabajo y familia y siguieron el llamado del Maestro. Cuando Jesús nos llama no debemos de temer ni dudar. Muchas veces el temor nos confunde e intentamos ver con nuestros ojos carnales cómo sería nuestra vida siendo un siervo del Reino, tememos por nuestras finanzas, por nuestro futuro y bienestar y hasta podríamos llegar a pensar que seríamos unos muertos de hambre y se nos olvida que Aquel que nos llamó es el que nos capacita y suple cada una de nuestras necesidades. En ningún momento en la Biblia he leído que les haya faltado algo a los discípulos de Jesús, al contrario, multiplicó panes y peces y cuando echaban sus redes al mar salían tan pesadas que no podían con ellas.

Seguir al Maestro y convertirnos en pescadores de hombres es llevar a cabo la Gran Comisión que él nos dejó antes de ascender al cielo. Cuando venimos a los pies de Jesús y le conocemos y aceptamos como nuestro Salvador personal es que comienza nuestra verdadera misión en esta tierra, hablarle a otros de lo que él ha hecho con nosotros y expandir Su Reino.
Te invito a que eches las redes, a que te conviertas en un discípulo de Jesús y aprendas a ser como él y alcances a aquellos que te rodean y aún más, a aquellos a donde él te envíe a echar las redes, sea tu casa, trabajo, vecindario o las naciones.

Él es tu Ayudador, él te llama y él te capacita. Lo único que necesitas es un corazón dispuesto a servir y querer ser como él. No importa cuánto tiempo haya podido pasar desde que Jesús te dijo “sígueme”, lo importante es que lo sigas y le digas “aquí estoy Maestro envíame a mí.” ¡Comienza ya, lanza tus redes y a pescar se ha dicho!. Dios les bendice.

Enid Damaris Zamora ©

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Omnipresencia y Omniscencia de Dios


Salmos 139 (Reina-Valera 1960)

1 Oh Jehová, tú me has examinado y conocido.
2 Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos.
3 Has escudriñado mi andar y mi reposo, Y todos mis caminos te son conocidos.
4 Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.
5 Detrás y delante me rodeaste, Y sobre mí pusiste tu mano.
6 Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; Alto es, no lo puedo comprender.
7 ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?
8 Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.
9 Si tomare las alas del alba Y habitare en el extremo del mar,
10 Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra.
11 Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; Aun la noche resplandecerá alrededor de mí.
12 Aun las tinieblas no encubren de ti, Y la noche resplandece como el día; Lo mismo te son las tinieblas que la luz.
13 Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre.
14 Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien.
15 No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra.
16 Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas.
17 !!Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! !!Cuán grande es la suma de ellos!
18 Si los enumero, se multiplican más que la arena; Despierto, y aún estoy contigo.
19 De cierto, oh Dios, harás morir al impío; Apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios.
20 Porque blasfemias dicen ellos contra ti; Tus enemigos toman en vano tu nombre.
21 ¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen, Y me enardezco contra tus enemigos?
22 Los aborrezco por completo; Los tengo por enemigos.
23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos;
24 Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.


Nuestro Dios es un Dios Poderoso, el cual está presente en todo momento y en todo lugar. Un Dios que nos conoce desde muchos antes de ser formados en el vientre de nuestra madre pues él mismo nos creó y conoce cada uno de nuestros pasos y pensamientos.

Ciertamente como dice David, no podemos huír de su presencia, pues a donde quiera que vayamos ahí está él, cuidándonos y protegiéndonos. Él conoce todo acerca de nosotros, nuestros pensamientos y cada una de las palabras que saldrán de nuestra boca antes de ser dichas. Él es Jehová, él es nuestro Creador.

Es reconfortante saber que contamos con alguien que nos conoce a la perfección, alguién que está con nosotros en todo momento para guiarnos, levantarnos cuando tropezamos y amarnos y cubrirnos sin señalarnos o juzgarnos. No hay nada mejor, como dice David, saber que nos acostamos y ahí él está y que nos levantamos y sigue estando ahí.

Pidámosle a nuestro Dios que nos examine día a día, permitámosle entrar en nuestro corazón y limpiar todo aquello que no deba estar en él y que sea él guiando nuestro camino diario para poder alcanzar la victoria que ya es nuestra por la gracia de Su Hijo Jesús.


¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!


Dios les bendice.


Enid Damaris Zamora ©

martes, 15 de septiembre de 2009

Ser Fuerte


Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la manada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar. Habacuc 3:17-19

Los lugares altos de los cuales habló el profeta Habacuc se podrían comparar en algunas ocasiones con los problemas, sufrimientos y tiempos difíciles. Pero declaró que Dios le había dado pies como de cierva para escalar esos lugares altos. Un ciervo es un animal capaz de escalar montañas de piedras de brinco en brinco sin dificultad alguna.

La voluntad de Dios para nosotros, es que cuando venga la dificultad a nuestro camino no seamos intimidados ni nos asustemos. Para poder ser victoriosos, debemos crecer en Su Palabra hasta el punto de que cuando vengan esos tiempos difíciles no estemos asustados sino desafiados por ellos. Y esto es así porque durante estos tiempos es que crecemos. Si miramos hacia atrás en nuestras vidas, nos daremos cuenta que nunca crecimos durante tiempos fáciles, sino durante los difíciles. Pero qué bueno es saber que durante los tiempos fáciles podemos disfrutar de lo que hemos ganado durante los difíciles.

Dios desea restaurarnos a nuestra posición correcta en autoridad. Nacimos destinados para el trono y no para las cenizas de la vida. Aunque nos falte el sustento diario, aunque no podamos ver con nuestros ojos humanos lo que queremos ver, debemos de regocijarnos en el Dios de nuestra salvación, porque si creemos con fe y vemos con el corazón nada nos faltará.
El enemigo se levanta día a día en contra de nosotros, tratando de intimidarnos y atacándonos por donde más vulnerables podemos ser y por donde más nos duele. Pero en Cristo Jesús tenemos el poder y la autoridad de aplastarlo como lo que es, un gusano, un derrotado que no tiene ni parte ni suerte en nuestras vidas porque somos más que vencedores por la sangre de Cristo.

Te invito a que reclames tu herencia y aprendas a caminar en tus alturas, creyendo en tu corazón que el Dios te tu salvación te hará escalar tus montañas. Ponte el manto de alegría y regocíjate, porque aunque la higuera no florezca ni en las vides haya frutos y todo te sea quitado, Jehová tu Dios estará contigo y suplirá todo lo que te haga falta. Fortalécete como el ciervo y da brincos de alegría, escala tus alturas y apodérate de ellas. Dios te bendice.

Por: Enid Damaris Zamora ©

lunes, 14 de septiembre de 2009

Amar como Dios te Ama a Ti

1 Juan 4

9 En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros: en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por él. 10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo en expiación por nuestros pecados. 11 Amados, ya que Dios nos amó así, también nosotros debemos amarnos unos a otros.
21 Y tenemos este mandamiento de parte de él: El que ama a Dios ame también a su hermano.

¡El amor de Dios es perfecto! Cuando Dios pensó en el ser humano, lo hizo con el más puro amor. Miró al hombre, creación suya con ojos de amor. Dios no pensó en los pecados del hombre, pensó en como redimir al hombre del pecado. Por esto y para esto envía a su Hijo Jesús para que muriera por los pecados de todos nosotros.

¡El amor de Dios es incondicional! El Gran Yo Soy no pone ninguna condición para que podamos recibir su amor y su perdón. Simplemente debemos reconocer que Él es Dios, aceptarlo en nuestro corazón, confesarlo con nuestra boca y vivir para servir en el Reino. Dios no nos ama porque nosotros le amamos. Fíjate si es así, que aunque le hemos dado la espalda a Dios muchísimas veces, Él nos sigue amando a través del tiempo. Y cuando por fin reconocemos que sin Dios no podemos vivir bien, Él esta ahí para extender su mano hacia nosotros, abrazarnos y brindarnos su amor.

Podría seguir describiendo el amor de Dios, sin embargo lo que quiero llevarles hoy es a reflexionar sobre el amor que demostramos a nuestros hermanos en la fe, a nuestros amigos y en general a nuestro prójimo. A través de toda la Biblia vemos como Dios nos aconseja a amar a nuestro prójimo. Amar, es un verbo que indiscutiblemente muestra acción. Más que amar al prójimo la Biblia nos dice, que debemos hacerlo como nos amamos a nosotros mismos.

Una mañana camino a mi trabajo, iba yo reflexionando sobre ese mandamiento que Dios nos dio, “amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos”, Luego de darle vueltas a este pensamiento, me pregunté ¿Será posible amar de esta forma? Todos nosotros nos amamos muchísimo, nos gusta sentirnos bien, vivir felices, estudiar, hacer todas nuestras comidas, descansar el tiempo requerido, tener trabajo, nos gusta sentirnos aceptados por las personas que nos rodean y queremos vivir en paz. Pero como nos amamos tanto, nos sentimos mal cuando sabemos que alguien habla de nosotros, odiamos los chismes que se levanten en contra de nosotros y sufrimos cuando nos tratan mal o cuando no somos aceptados.

Partiendo de lo antes expuesto, entendemos que nos amamos sin inhibiciones, profundamente y con el más puro amor. Como el pueblo de Dios que somos, debemos seguir sus preceptos y mandamientos. Si somos gente de Dios ¿Por qué entonces no hemos podido o no podemos amar a nuestro prójimo como Dios nos ha mandado? ¿Por qué es tan difícil hacerlo?

¡Ama a tu prójimo, como Dios te ama a ti! Ama de la misma forma, Él es nuestro mejor ejemplo. Jesús en su caminar por la tierra, siempre fue amoroso, compasivo, humilde, desprendido y mostró la importancia del servir. Seamos igual que Jesús, mostremos el amor de Dios a nuestros hermanos, llevemos el verdadero mensaje del evangelio a todo aquel que lo necesite. Vivamos haciendo el bien y viviendo para servir.

A nuestro alrededor hay mucha necesidad, los tiempos que estamos viviendo son unos difíciles, pero nosotros como miembros del cuerpo de Cristo no debemos tener miedo a los tiempos ni a las circunstancias. Confiemos en Dios y vamos a darle la mano y nuestro amor a todos aquellos que viven en necesidad. Si vamos a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, es tiempo de darle de comer al que lo necesita, es tiempo de abrazar y tenderle la mano al que está en tristeza y dolor. Es tiempo de dejar de hablar en contra de los compañeros de trabajo, de algún familiar y hasta de personas que no conocemos, no estamos para juzgar, estamos para edificar y ayudar al que lo necesita. Si vamos a amar a nuestro prójimo como Dios nos ha amado a nosotros es tiempo de ser compasivos, de ser humildes y de servir a todas las personas que nos rodean. ¡Hagamos la diferencia!

La Biblia nos da las herramientas para adquirir el conocimiento necesario y que podamos amar a nuestro prójimo, veamos:
No hables falsos testimonios en contra de nadie – Levítico 19:16 nos dice “No andes difundiendo calumnias entre tu pueblo, ni expongas la vida de tu prójimo con falsos testimonios, Yo soy el Señor”.
No codicies sus bienes – Éxodo 20:17 “No codicies la casa de tu prójimo, no codicies su esposa, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su burro ni nada que le pertenezca”.
Si pides prestado, devuelve – Éxodo 22:26 – “Si alguno toma en prenda el manto de su prójimo, deberá devolvérselo al caer la noche”.
No le robes – Levítico 19:11, “no roben”. Levítico 19:13 “No explotes a tu prójimo, ni lo despojes de nada”.
No divulgues sus secretos – Proverbios 25:9 “Defiende tu causa contra tu prójimo, pero no traiciones la confianza de nadie”.
Consuela a tu amigo en todo momento – Proverbios 17:17 “En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia”.
Ora por tu prójimo – Job 42:10 “Después de haber orado Job por sus amigos, el Señor lo hizo prosperar de nuevo y le dio dos veces más de lo que antes tenía”.
No lo engañes – Proverbios 3:28 “No digas a tu prójimo; anda y vuelve, y mañana te daré, cuando tienes contigo que darle”.
Guíalo – Proverbios 12:26 “El justo es guía de su prójimo, pero el camino del malvado lleva a la perdición”.
No lo desprecies – Proverbios 14:21 “Es un pecado despreciar al prójimo; ¡dichoso el que se compadece de los pobres!”.
No te metas en sus cosas – Proverbios 25:17 “No frecuentes la casa de tu amigo; no sea que lo fastidies y llegue a aborrecerte”.
No hagas que quede mal- Habacuc 2:15 “¡Ay de que ti que emborrachas a tu prójimo! ¡Ay de ti, que lo embriagas con vino para contemplar su cuerpo desnudo!
Obediencia a Dios – 1 Pedro 1:22 “Habiendo purificado vuestras almas en obediencia a la verdad para un amor fraternal no fingido, amaos los unos a los otros ardientemente y de corazón puro”.
Juan 13:34 “Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros. Como os he amado, amaos también vosotros los unos a los otros”.

La Biblia es nuestra guía, en ella encontramos las más grandes verdades y los mejores consejos para vivir en el perfecto amor de Dios. Ama tal como Dios te ha amado a ti, sigue su palabra, sólo así tendrás paz, felicidad y crecerás perfeccionandote en el amor.

¡Bendecidos!
Débora E. Portalatín Rosario ©

domingo, 13 de septiembre de 2009

Enseñando a Nuestros Niños a Alabar y Adorar

Deuteronomio 6:6-7 (Reina-Valera 1960)

6 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; 7 y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.


Como podemos ver en este pasaje de Deuteronomio Dios nos manda a diligentemente enseñar a nuestros hijos a amarle y seguirle en todo momento. Enseñarles a nuestros hijos a alabar y adorar a Dios es una responsabilidad que comienza desde la casa. El Salmo 113:3 dice: “Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, Sea alabado el nombre de Jehová.” La adoración y la alabanza debe ser parte de nuestra vida diaria, desde el amanecer hasta el atardecer. Como padres, es nuestra responsabilidad enseñar a nuestros hijos desde muy pequeños a amar, obedecer y adorar al Señor. Tenemos muchas oportunidades cada día en nuestro hogar para enseñarles acerca del Señor.

En el hogar es donde comienza la fe. Lo que ellos aprendan en casa acerca de Dios va a ser la fundación por la cual su fe será construida. Conversaciones, canciones, historias, oraciones por los alimentos y sacar el tiempo para incorporar los principios cristianos cada día en sus vidas, les enseñará a adorar y alabar al Señor.

En nuestro rol de padres, caminamos a través del camino de la vida, mientras que al mismo tiempo estamos guiando y dirigiendo a nuestros niños por su propia jornada. Nuestro ejemplo de adoración al Señor va a ser por siempre la mayor influencia en la manera de ellos adorar. Enseñarles mediante nuestras acciones de adoración y a amar al Señor con todo su corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas (Deuteronomio 6:5-6), es la mejor guía que le podemos proveer a nuestros niños.

Comencemos nuestro día en adoración. Cada mañana les digo a mis niños que lo primero que deben hacer antes de levantarse es darle gracias al Señor por un nuevo día. Salmos 118:24 nos dice: “Este es el día que hizo Jehová; Nos gozaremos y alegraremos en él.” Debemos tener a nuestro Señor en nuestros pensamientos en primer lugar. Es importante que les enseñemos la importancia de un nuevo día y poner a Dios como prioridad.

De la misma manera, debemos de enseñarles a terminar el día en adoración. Enseñemos a nuestros niños a orar antes de dormir y dar gracias por haber disfrutado de un hermoso día. Orar antes de dormir les enseña a cerrar su día en adoración. Este es un momento especial para reconocer lo que Dios ha hecho por nosotros, orar por las necesidades de los demás y por las de la familia. Dele a su niño la oportunidad de orar en voz alta, será bendecido cuando escuche las cosas que salen de su corazón.

Mi experiencia y testimonio es que al llevarlos al Templo, a la Casa de Dios, y ver cómo adoramos y hacerlos a ellos partícipes de esa adoración, les enseña a crecer amando al Señor por sobre todas las cosas. Cuando obedecemos al Señor y hacemos lo que él nos manda a hacer como padres diligentes, él nos honra y usa a nuestros propios hijos para acordarnos que aún en momentos en que sentimos desmayar, él tiene el control de todo. Una noche cuando mi hijo menor Kevin tenía 7 años (ahora tiene casi 10), fui a despedirme de él a la cama, me dio un abrazo y todos los besos que me da cada noche, y cuando iba saliendo de la habitación, al juntarle la puerta me llamó y me dijo: “Mamá, mañana será un nuevo día.” Wow… Esas palabras calaron en lo más profundo de mi corazón, pues justamente ese día me sentía bien cargada y agotada, y mi Dios lo usó a él para recordarme que sus misericordias son nuevas cada mañana.
Así que, la Palabra de Dios es viva y fiel. Dice en Proverbios 22:6 “Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.” Cada semilla que sembremos en sus corazones germinará y crecerán con corazones limpios y puros y con espíritus fervientes de alabar y adorar a Aquel que los creó. Dios les bendice.

Por: Enid Damaris Zamora ©

sábado, 12 de septiembre de 2009

Cómo Dios Habla Hoy



Cuando leemos la Palabra de Dios nos asombramos de la manera en que Dios le hablaba a su pueblo en otras épocas. Nuestro espíritu anhela entablar una comunicación directa y significativa con Él hoy en día. Podemos dar gracias a Dios porque Él sigue procurando comunicarse con nosotros. Para esto Él se vale de cuatro métodos principales para revelarse al creyente de nuestros días.


La palabra de Dios

El método principal de que se vale el Señor para hablar con nosotros en el día de hoy es su Palabra. Esa es la revelación completa de Dios. Es la inspiración del Espíritu Santo controlando las mentes de los hombres que escribieron las páginas que conforman la Biblia. Ella es el soplo de Dios a aquellos hombres a fin de que conocieran la verdad. La forma más segura en que podemos saber que estamos escuchando a Dios es a través de su palabra. Cuando enfrentamos dificultades y sufrimientos, la Palabra de Dios es el primer lugar a donde debemos acudir.

El Espíritu Santo

Un segundo método empleado por Dios para hablarnos hoy en día es por medio del Espíritu Santo. En efecto, la forma principal empleada por Jesús para expresarse en el Nuevo Testamento fue a través del Espíritu Santo. Hoy día Dios sigue hablando a nuestro espíritu por medio de su propio Espíritu, que ahora vive, mora y permanece en nosotros. Si andamos en el Espíritu diariamente, entregados a su poder, tenemos el derecho de esperar que oigamos todo lo necesario de parte de Dios. El Espíritu Santo, que vive dentro de nosotros y nos habla, debería ser quien moldea el estilo de vida natural, normal de los creyentes. Podemos reclamar su presencia, dirección y orientación.


Otras personas

Un tercer modo de que se vale Dios para hablarnos es a través de otras personas. La mayoría de las veces las personas con las cuales vivimos y compartimos diariamente son aquellas a las cuales Dios usa. Estas personas nos aman y oran por nosotros y Dios las usa como un instrumento para revelarse ante nosotros y mostrarnos su amor.



Las circunstancias

Una cuarta forma en que Dios nos habla es a través de las circunstancias. Las circunstancias pueden adoptar muchas formas diferentes. A veces pueden ser un fracaso, algún éxito, un desengaño, una tragedia, etc. Pero Dios usa todas las circunstancias en la vida para hablarnos.


De modo que Dios hoy nos habla de cuatro maneras principales. Primero, por medio de su Palabra; segundo, por medio del Espíritu Santo; tercero, por medio de otras personas; y cuarto, por medio de las circunstancias. Ahora, sabemos que Dios nos habla y debemos esforzarnos por oír atentamente. No seamos oyentes pasivos de la voz de Dios, seamos oyentes agresivos sabiendo y esperando escuchar diligentemente lo que Dios tiene para decirnos.

Hebreos 4:12 (Reina-Valera 1960)
12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

Por: Enid Damaris Zamora ©



REFERENCIA: LIBRO CÓMO ESCUCHAR LA VOZ DE DIOS
DE: CHARLES STANLEY PASTOR DE LA PRIMERA IGLESIA
BAUTISTA DE ATLANTA, GEORGIA

viernes, 11 de septiembre de 2009

Él es el Centro de mi Vida


Testimonio Personal

Proverbios 3:13-19 (Reina-Valera 1960)

13 Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, Y que obtiene la inteligencia;14 Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, Y sus frutos más que el oro fino. 15 Más preciosa es que las piedras preciosas; Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella. 16 Largura de días está en su mano derecha; En su izquierda, riquezas y honra. 17 Sus caminos son caminos deleitosos, Y todas sus veredas paz. 18 Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano, Y bienaventurados son los que la retienen. 19 Jehová con sabiduría fundó la tierra; Afirmó los cielos con inteligencia.


He podido ver como estas palabras poderosas han sido una parte importante en mi crecimiento espiritual. Una vez que decidí andar en rectitud ante los ojos de Dios mi vida comenzó a cambiar drásticamente y me di cuenta que todo estaba empezando a caer en su lugar y que sorprendía a muchos con el nuevo carácter que Dios había puesto en mí, un carácter del Reino.Una vez el Señor me mostró el cielo abriéndose de gran manera, empezando a derramar oro fino que salía abundantemente de una enorme nube, y leyendo una y otra vez esta palabra entendí que Dios me estaba hablando clara y directamente al decirme en Proverbios 3:13-14:” Bienaventurado el hombre que haya la sabiduría, y que obtiene la inteligencia; porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, y sus frutos más que el oro fino.” Me di cuenta que esa hermosa lluvia de oro se quedaba corta con la ganancia y el fruto que solamente el Señor podía dar a mi vida caminando en rectitud y dejando que él tomará Control Total de mi vida, entonces todo marcharía en su perfecto orden, El Orden de Dios.


En tan poco tiempo he podido ver cómo las promesas del Señor han tocado mi vida y me han transformado sorprendentemente a mí y a mi familia, una familia que solamente Dios en su infinita Misericordia me regaló con amor, un amor puro que solamente él puede sentir por nosotros sus hijos.Mi deseo es agradar a Dios caminando en su orden y tiempo, por eso decidí dejarlo todo en sus manos porque con mis propias fuerzas y prudencia entendí que no lo iba a lograr. Yo te exhorto a que le permitas al Señor que sea el centro de tu vida y que en medio de las pruebas y de tus debilidades recuerdes que Dios se glorifica y te dará mayores fuerzas. Grandes cosas te esperan, no te limites a las bendiciones que Dios tiene para ti. Dios te bendice.

Por: Yomarie Rosario Centeno ©

jueves, 10 de septiembre de 2009

La Importancia de Decir "Te Amo"


Romanos 12:10 (Reina-Valera 1960)


10 Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.

¡Jesús, enséñanos a amar como amas tú, y enséñanos el significado del amor según lo define tu Palabra!


El ser humano por naturaleza está formado de diversas emociones y sentimientos. Podemos definir según la RAE (Real Academia Española) la palabra “emoción” como la alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática. De igual manera definimos la palabra “sentimiento” como la acción y efecto de sentir o sentirse.

Introduzco este tema tan importante definiendo estas dos palabras porque creo que son palabras claves que están presentes en nuestras vidas continuamente. Cuando hablamos de amor, podemos dirigir nuestros pensamientos a muchas áreas de nuestras vidas, mayormente a aquellas que tienen que ver con nuestras relaciones interpersonales. Pero primero definamos lo que es “amor y amar”.



“Amor” según la RAE, es un sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo. Esto significa que cuando amamos, no importa lo que sea (persona, cosa, trabajo, etc) nos entregamos a aquello que amamos. Así que amor es algo que podemos sentir. Teniendo claro entonces lo que significa amar (dar amor y entregarse a lo que amamos), podemos seguir adelante con lo que deseo compartir con ustedes.

¿Por qué es importante expresar y demostrar nuestro amor?

Podemos amar a los animales, las cosas materiales, el trabajo y a otros seres humanos, y en éste último es que nos vamos a concentrar ya que creo que es el más importante ya que los seres humanos estamos llenos de emociones en las cuales “el amor” es quien tiene el papel protagónico. Todo ser humano tiene la necesidad de sentirse amado y de la misma manera también debe tener la capacidad de amar. Pero lamentablemente muchas personas han crecido y se han hecho adultos sin haber tenido a su lado a un padre o a una madre o a alguien que les dijera “te amo” y en consecuencia a eso no pueden expresar su amor a sus seres queridos ya sea su pareja, hijos, familiares y amistades. A veces es difícil de comprender cómo a una persona se le puede hacer tan difícil el decir “te amo”. Lógicamente no podemos juzgar ni señalarles pues no siempre se puede dar lo que no se ha recibido o lo que no se ha aprendido a dar. Pero, ¿qué es lo que podría entonces hacer la diferencia?........El amor de Dios.

La Biblia dice que “Dios es Amor”. Veamos lo que nos dice Su Palabra en 1 Juan 4:16-19. Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor, y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. En esto se ha perfeccionado el amor, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo. En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.

Somos creados por Dios para amar. Amar y ser amados hace que la vida valga la pena. Le da propósito y significado a la existencia. No podemos permitir que el pecado, la falta de perdón y el pasado nos separen del amor de Dios pues de esta manera seremos infelices. Si usted es una persona a la cual nunca le dijeron que le amaban, déjeme decirle que no hay amor más grande que el que nuestro Padre Celestial le pueda dar. Es muy importante que confíe en el amor de Dios y olvide el pasado y empiece a dar aún lo que no recibió y ya ha recibido por gracia de parte de nuestro Padre Celestial.



Dígale a su familia constantemente que la ama. Los niños crecen sintiéndose seguros cuando se les expresa y se le manifiesta el amor. De la misma manera los adultos necesitamos saber que nos aman. Muchas personas no pueden o no saben mantener relaciones sanas o duraderas porque no saben cómo recibir o dar amor. Pero deben de tener en cuenta que lo más importante es reconocer que Dios es el único que nos puede amar incondicionalmente y sin medidas. El amor de Dios es perfecto y no está basado en nuestra perfección. Dios es amor, y una vez le recibimos tenemos la capacidad de dar y expresar ese amor.

Es lamentable que haya personas que piensen que no tienen que decir “te amo” porque piensan que no es necesario ya que la otra persona o su familia saben lo que ella siente. Ese pensamiento está equivocado y causa grandes daños. Conozco a una persona que creció en un hogar estable y cristiano, pero desde que ella recuerda siempre ha estado buscando llenar un vacío dentro de sí. Es una persona con una capacidad increíble de amar y entregarse a quienes ama. No fue hasta su adultez que se dio cuenta que a pesar de haber crecido en un hogar estable, no tiene ningún recuerdo donde pueda ver a sus padres diciéndole “te amo” o dándole un abrazo. Ella sabe que sus padres la aman y que siempre la han amado, pero nunca se lo demostraron con palabras, abrazos o caricias tiernas. Y volvemos entonces al punto inicial; no podemos señalar ni juzgar a estos padres porque quizás nunca aprendieron a demostrar y expresar su amor. Es por eso que debemos dejar el temor y comenzar a expresar y a dar ese amor que Dios nos ha dado.

El decir “Te Amo” y tener comprensión cambia las cosas, y las cambia para bien. Le invito a comenzar a practicar con sus hijos y seres queridos. Le aseguro que la satisfacción será muy grande, y no importando el pasado, vivamos el presente y comencemos día a día diciéndole a nuestro Señor, ¡Te amo! y dándole gracias por su amor y por poner personas a nuestro alrededor que nos dan amor y nos enseñan a amar. Y si usted no tiene a nadie que le diga que lo ama, quiero que sepa que Jesús le ama y que para Él usted es especial. Aprendamos a perdonar para así poder aprender a amar.

Para concluir le diré entonces que es importante decir “te amo” para lograr seres humanos seguros de sí mismos, estables emocionalmente y que puedan lograr mantener relaciones interpersonales estables. Les dejo con los mandamientos más importantes que nos dejó nuestro Señor. “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Ama a tu prójimo como a ti mismo”.

¡Dios les bendice!

Por: Enid Damaris Zamora ©

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Paternidad Espiritual



1 Corintios 4:16-17

16 Por tanto, os exhorto: sed imitadores míos. 17 Por esta razón os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor, y él os recordará mis caminos, los caminos en Cristo, tal como enseño en todas partes, en cada iglesia.


Hace algunos meses mi papá, él que Dios escogió para darme vida, amarme y protegerme sufrió una cirugía en la que removieron su tiroides. Estuve con él en todo momento, cuando lo llevaron a la sala de operaciones, sentí un dolor muy profundo, ya mi viejo tiene 70 años así que aunque es una persona muy fuerte y saludable sentí miedo. En ese instante me agarré de mi Dios y le pedí su intervención inmediata, tanto para mi padre que estaba siendo sometido a una cirugía como para mi madre, mis hermanos y para mí, el miedo no proviene de Dios. Fueron muchas horas las que estuvimos lejos de papi físicamente. Cuando por fin el Doctor vino a donde estábamos y nos dijo que el viejo estaba bien y que todo había salido bien, dimos gracias a Dios y obvio la alegría volvió a nuestros rostros y corazón. La familia estaba allí juntitos, esperando a que nuestro padre saliera de sala de cirugías para por fin reunirnos con él. Saben, cuando por fin pude ver a mi padre, tan indefenso en aquella cama mi corazón se estremeció, en ese momento pensé cuantas veces él me ha necesitado y yo por estar ocupada no he podido ayudarlo, cuantas veces se desveló por mí al estar enferma, cuantas veces se quedó sin un centavo para dármelo a mí, cuantas veces lloró por yo no seguir sus consejos, cuantas veces intercedió ante Dios para que tuviera misericordia de mi. ¡Que amor tan perfecto el de mi padre! En ese momento en que lo observaba no pude más que darle gracias a Dios por mi padre, porque realmente es un padre excelente.

En ese preciso momento Dios trajo a mi corazón y mente a mi padre espiritual, mi Pastor. Sentí como Dios ponía en mí un amor especial por mi familia pastoral. Y no es que no los amara, pero sentí en ese momento un amor especial, sentí un amor de hija por su Padre Espiritual y por lo tanto por toda la familia pastoral.

Sí, tenemos un padre terrenal, aquel que desde bebecitos nos cuidó pero también tenemos un padre espiritual. Es aquel que Dios llamó, separó y escogió para ser el Pastor de la Casa en la que servimos. Es aquel que Dios escogió para sembrar en nosotros la semilla del evangelio. Es aquel que nos ama con un amor especial, que se desvela por nosotros, que sufre cuando ve que sufrimos y que ora e intercede a Dios por nosotros en todo momento. Es aquel que nos cuida desde bebecitos espirituales y que constantemente le pide a Dios por vernos crecer y madurar en nuestra vida espiritual.

El concepto de Paternidad Espiritual está establecido en la Biblia desde los tiempos de Moisés. Recordemos que Dios escogió a Moisés como líder del pueblo para sacarlo de la esclavitud y llevarlo a la tierra prometida. Imaginen que honor tan grande ser escogido por Dios, pero al mismo tiempo imaginen cuanta responsabilidad, dirigir a un pueblo de miles de personas a confiar en Dios, en su provisión y a respetar y honrar los estatutos de Dios. ¿Hubieses tu aceptado ese llamado?

Al igual que Moisés, existen otros hombres de Dios que ejercieron como Padres Espirituales, entre estos:
1. Elías & Eliseo - Dios mandó al profeta Elías para ungir a Eliseo como profeta. Cuando Elías encontró a Eliseo, él tiró su manto sobre Eliseo. Entre aquel tiempo y 2 Reyes 2, cuando Elías fue llevado a los cielos, Eliseo quedo con Elías, y le servió. Entonces recibió la "doble porción" del espíritu del Elías para ser profeta después de Elías.
2. Pablo y Timoteo - En 1 Timoteo, Pablo habla de la continuación de la obra que dejó con Timoteo para que él la completará. Pablo había pasado tiempo con Timoteo, al bautizarle, circuncidarle, instruirle, y ministrar con él. Entonces, cuando fue el tiempo justo, envió a Timoteo para ministrar solo, mientras continuaba su relación con él de padre e hijo.
3. Jesucristo y sus Discípulos – Los discípulos caminaron junto a Jesús durante el tiempo que estuvo y que ministró en la tierra. Durante aquel tiempo, vemos en los evangelios que Él les enseñó, contestó sus preguntas, conversó con ellos, y, adémas, les dio la oportunidad de ministrar. Entonces, cuando resucitó, los ungió y los bautizó en el Espíritu Santo para continuar con la obra que él había empezado.
Estos hombres de Dios estuvieron pendiente a sus hijos espirituales en todo momento, los discipularon, los amaron y los cubrieron bajo sus alas para entrenarles y capacitarles para el ministerio que Dios les había llamado a hacer. También dieron ejemplo de su madurez espiritual y de su carácter. Su vida espiritual fue ejemplo para sus hijos y de gran motivación.

Vengo de una familia de Pastores y he visto como trabajan en la obra de Dios. He vivido como lloran e interceden en todo momento por sus hijos espirituales. Dejan de ser de ellos mismos para convertirse en instrumento de Dios y viven para servir, amar y cuidar con amor a las personas que asisten a su iglesia y comunidad. Los he visto llorar y gemir con gran dolor cuando alguno de sus hijos se aleja de Dios y hace cosas que no debe. Aman como verdaderos padres, pues Dios les dio un corazón sensible lleno de amor por sus hijos.

Es importante y necesario que los creyentes se sientan y vivan como hijos espirituales, no ser solamente miembros o parte de una iglesia. Es ver al Pastor de la Casa como nuestro Padre Espiritual. Es sentirnos hijos, dispuestos a dejarnos guiar y a seguir la visión de nuestro Pastor.

Dios desea establecer una relación paterno filiar en la Casa. El Pastor como padre y los miembros de la Casa como hijos fortalecerán sus lazos de amor y respeto para proclamar la verdad de Cristo a aquellos que aún no han aceptado a Cristo como su Salvador. Estableciendo este tipo de relación en la Casa se crearán lazos espirituales que nada ni nadie podrán deshacer. Si Dios es con nosotros, ¿Quién contra nosotros? Nada podrá separarnos del amor de Dios, ni del amor que sentimos por nuestros padres espirituales. La familia permanecerá unida en todo momento por cuanto se ha establecido una relación fuerte y poderosa para la gloria del Reino.

Públicamente quiero agradecer a mi Padre Espiritual por su amor, por sus enseñanzas, por su paciencia y por desarrollar en nosotros el carácter de Cristo. Gracias por hacernos participe de su visión y gracias por permitirnos a sus hijos, desarrollar nuestra madurez espiritual. Gracias por compartir a su familia, esa que Dios le dio en el plano terrenal. Son una familia hermosa llenos de amor, alegría y sobre todo de la gracia de Dios. Gracias por sus consejos tan a tiempo y gracias por trabajar tan fuertemente para el Reino. Dios está con usted y verá grandes cosas por cuanto ha puesto su mirada y confianza en el Gran Yo Soy.

Cubramos a nuestros pastores en oración, sigamos su visión, respetemos sus decisiones y permitamos que sean nuestros guías en el caminar de la vida cristiana. ¡Gracias Dios por bendecirnos doblemente, tenemos un Padre Terrenal y un Padre Espiritual! ¡Gracias Dios porque ambos quieren lo mejor para nosotros y desean al igual que Tú OH Dios, vernos bien y felices! ¡Te amamos Dios!


¡Bendecidos!
Por: Débora E. Portalatín ©